Tú eres mi Dios, un Dios incomparable y poderoso, que por medio de la fe que tenemos en ti, vemos milagros sorprendentes. Por que la fe es la certeza de que tendremos las cosas, que haremos las cosas. Teniendo situaciones contrarias en el momento en que te aclamamos.
Oh altísimo, sacaste a tu pueblo de la esclavitud mostrando tu poder con las diez plagas.
Grandes milagros se vieron cuando abriste el mar rojo a través de Moisés. Y condujiste a tu pueblo al desierto.
Hiciste caer pan del cielo, para que todos comieran. Para que miles comieran, y vieran el milagro de caer comida del cielo.
Por tu gran poder se abrió el rio Jordán y cayó el muro de Jericó, y la ciudad fue derrotada.
Por la gran fe que tenía en ti, Josué lidero la conquista de la tierra prometida.
Por fe en el altísimo, el joven David, derroto al gigante, el cual nadie quería enfrentar.
Por la fe que tenia Elías en ti, oh padre celestial, rey de reyes, este gran profeta oro e hizo caer fuego del cielo. Demostrando que tú eres el único Dios. El único señor, nuestro creador.
El rey Ezequías oro con fe a ti, oh Jehová, y le respondiste mandando tu ángel, el cual acabo con ciento ochenta y cinco mil soldados en una noche.
Por fe en ti, señor, Nabucodonosor no pudo quemar a los tres hombres que no quisieron arrodillarse.
Por la gran fe en ti, un ángel le cerro la boca a los leones cuando Daniel estaba en el pozo, y fue salvo.
Por la fe que tenemos en ti, oh padre celestial, te seguiremos siempre, Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Tú eres grande y soberano, eres nuestro creador, eres nuestro padre. Porque tú siempre quieres lo mejor para nosotros.