Fue impaciente a provar su suerte,
Y se encontró a un dios de la muerte,
Que le arrebató el alma sin piedad,
Y lo arrastró hacia la total oscuridad,
Donde ya no existe el bien ni el mal ,
Pues de la vida humana es el final,
Ya su alma partió y su cuerpo dejó,
Atrás todo el sufrimiento quedó,
Sólo su inmóvil cuerpo está aquí,
Está inerte y frío como maniquí,
Ya no están su sonrisa ni su esencia,
Se ha difuminado su existencia,
Se fue para siempre a la eternidad,
Olvidando completamente su fragilidad,
Dejando atrás su corta mortalidad,
Para vivir la verdadera felicidad.