Esa noche la oscuridad lo atrapó,
Y de su fragilidad él se aprovechó,
Con mirada carmesí lo envolvió,
Y en su fiel sirviente se convirtió,
Ahora viste un elegante traje,
Negro como aquella oscura noche,
Siempre lo acompaña en el coche,
Y no le importa si es un largo viaje,
Se convirtió en su perro más fiel,
Por las noches dándole leche con miel,
Y por el día arriesgando su vida,
Para proteger lo que desea sin medida,
El sirviente está muy hambriento,
Y su pasión ahora lo tiene sediento,
Quiere ya su alma pura devorar,
Y ya su maldito contrato terminar.