PARTE 1
Había nacido en la noche más fría del invierno, cuando la nieve cubría todo el reino de Bangkok, era el niño más hermoso que había nacido en generaciones, con la piel blanca y pequeños hoyuelos que aparecían en su rostro cuando sonreía, y vaya que sonreía. Era el niño más feliz y trajo buena fortuna a su reino, por lo que sus padres lo nombraron Build, que simbolizaba la construcción de un reino próspero, aunque todos lo conocían como el príncipe Biu.
Creció siendo amado por sus padres y todo el pueblo, aunque rara vez era visto más allá de los muros del castillo, pero algunos habían tenido el honor de verlo y conocerlo durante los bailes que ofrecían los reyes.
Bailes donde Biu desde pequeño se convirtió en el protagonista y no solo porque siempre lucía radiante, portando los mejores trajes que grandes sastres diseñaban para su delicada figura, sino, porque tan pronto como la banda empezaba a tocar, Build se convertirá en dueño de la pista, bailando por largas horas hasta que los invitados desaparecían.
Era grácil, su cuerpo tan contorneado deleitaba a todos con sus movimientos, no importa si era solo, en pareja o grupo, Build deslumbraba con su danza y lo hacía aún más especial con esa perfecta sonrisa que lo acompañaba, demostrando lo inmensamente feliz que era al bailar.
Fue ahí cuando lo conoció, daba vueltas en la pista de baile y unos fuertes brazos lo atraparon antes de que cayera por la velocidad de sus giros. Sus rostros estaban tan cerca uno del otro, que podía apreciar las bellas facciones del hombre, en especial esa perfecta sonrisa que mostraba la hilera blanca de sus dientes
Las luces de la araña de cristal los iluminaba y pareciera que el mundo se detuvo, pero sabían que no era así porque podían escuchar los murmullos a su alrededor.
Fue ahí cuando lo ayudo a recomponerse y después se arrodilló frente a Build ofreciendo sus respetos, levanto la mirada y sus ojos conectaron nuevamente...
Miles estaba seguro que era el chico más hermoso que existía en todo el mundo y podía dar fe de ello, porque el príncipe había pasado toda su juventud recorriendo todos los reinos existentes, deseando conocer el mundo y encontrarse algo especial, y esa noche estaba seguro que lo había encontrado en Build
el príncipe Mile del reino Theerapanyakul se quedó desde ese día en el palacio de Bangkok con el firme propósito de enamorar cada día a Build y a final de mes declararle su amor para casarse y llevarlo a su reino.
El padre de Build estaba encantado de que un noble príncipe de buena familia y con buena fortuna se hubiera fijado en su hijo, pero la madrastra de Build no pensaba lo mismo.
Y es que hace 3 años, cuando Build apenas era un joven de 12 años, había perdido a su madre, la mujer que más lo había amado y mimado desde el día que nació. La mujer era tan hermosa, que todos sabían que Build había heredero gran parte de sus genes de ella y era tan bondadosa que su hijo creció tomando su ejemplo.
Fue lamentable el día en que la reina enferma, llevaron a cientos de curanderos, pero ninguno pudo hacer nada, en tan pocos días la condición de la mujer empeoro y luego la luz de su vida se extinguió, dejando un gran vacío y dolor en Build.
Por un tiempo la chispa que caracterizaba al príncipe también se había extinto, se le veía solo rondando por los jardines o pasando largas horas encerrado en su habitación, le había pedido a su padre que no hiciera más bailes en el palacio, porque no deseaba participar en ellos.
Su padre estaba realmente preocupado por su hijo, verlo tan triste y solo le hacía sentir que le estaba fallando y pensó que agrandar su familia ayudaría al joven a sentirse acompañado y volver a sonreír.
Un año después de la muerte de la reina, el rey se reencontró con una de las curanderas que habían intentado salvar a su esposa, la mujer era una viuda que vivía en el bosque junto con su hijo, un joven dos años mayor que Build.
Aquella mujer empezó a frecuentarlo, le parecía agradable y su hijo también aparentaba llevarse bien con el príncipe Build, por lo que una tarde, después de compartir un almuerzo con la mujer y su hijo, un almuerzo donde había visto sonreír a su hijo después de mucho tiempo, el rey decidido que la convertiría en su nueva esposa, para que Build no se volviera a sentir solo.
Que error más grande había cometido el rey, aquella mujer no era una curandera, era una bruja despiadada que había fijado al rey como su propósito para hacerse de su fortuna, y su hijo, su hijo había crecido alimentado de odio y egoísmo, no importaba que por fuera sonriera, por dentro no tenían corazón.
Dos años habían pasado desde que llegaron al palacio, dos años en que el rey pensó que la vida de su hijo había mejorado, pero era todo lo contrario. Al principio fueron discretos, ocasionando pequeños eventos desafortunados que hacían doler al príncipe, como la plaga que se llevó las rosas de su jardín, la muerte de su pequeño perrito o la pérdida del collar que su madre le había dado, pero después de un año las sutilezas acabaron.
El corazón de Biu dolía, realmente se esforzaba todos los días por agradarle a su madrastra y a su hermanastro, pero no importaba lo que hiciera, siempre terminaba triste y llorando, e incluso algunas veces siendo regañado por su padre por cosas que no hizo y obligándolo a pedir disculpas que no debía dar.
Al menos desde que conoció a Mile, la semana que había vivido con su compañía había mejorado sus días. El príncipe lo acompañaba todas las tardes a pasear en los jardines y Build no paraba de hablar, contándole a Mile todo lo que le gustaba, aunque el príncipe solo lo escuchaba y rara vez comentaba algo, normalmente sus palabras se resumían en cumplidos para alagar su belleza.