Polos Opuestos

CAPITULO 2

Capítulo 2:

Veo un auto bastante parecido al del señor Zacarías, excepto por su color, este es azul, y frena justo al frente mío, el sujeto se baja y me abre la puerta, ¿Cuántos autos tiene?...cosas de ricos supongo.

Entro en la parte trasera del auto y el hombre se sube empezando a conducir nuevamente, empiezo a repiquetear mis dedos en mi bolso, esto es muy incómodo, pero no tengo nada de qué hablar con el chofer así que…sacar un tema de conversación no es la mejor idea en este momento.

Él cruza por calles que son desconocidas para mí, digo desconocidas porque nunca había pasado por ellas, pero en parte son conocidas ya que las he visto unas cuantas veces, cuando los famosos hacen fiestas y demás en sus casas grandes y lujosas…van reporteros y fotógrafos a filmar todo…así que las he visto por televisión.

El auto es detenido en un garaje inmenso, donde hay otro auto más, pero tiene un estilo deportivo, así que se diferencia de los otros, y ni hablar del jardín y las casas que hay al alrededor, son hermosas y tres veces más grandes que la mía y las de mi barrio.

El chofer me abre la puerta y yo salgo con mis cosas, hasta miedo me da pisar esas baldosas tan caras que han de ser… ¿son de mármol? O no se…la verdad es que no tengo ni la más mínima idea de diseño de casas ni nada de eso…

Me quedo de pie esperando como una idiota sin saber muy bien que hacer, resulta que el chofer se ha subido al auto y se ha largado dejándome aquí como si nada… me decido a tocar la puerta y cuando estoy a punto de hacerlo, una señora un poco mayor abre y me mira con una sonrisa.

-Tú debes de ser Margaret, encantada de conocerte, me informaron que vendrías a cuidar de los niños.

-Oh, sí, soy yo -ugh, ¿Por qué todo el mundo me llama así? Ya sé que es mi nombre, pero no me gusta… -¿usted es?, disculpe…es que…no soy buena recordando cosas…

-No te preocupes querida, soy Mariana, pero me puedes llamar Mari. –es una señora muy amable…

-Disculpe que pregunte pero… ¿es usted la empleada o la ama de llaves?

-Oh no, creo que me estas confundiendo niña…soy la abuela de los nenes que vas a cuidar.

-Oh, lo…siento, no fue mi intención confundirla…-digo muy avergonzada, uh, espero no haberla ofendido.- es que el señor Zacarías no me dijo que usted estaría en casa…

-Oh no pasa nada –dice ella negando con la cabeza y con una sonrisa divertida en su rostro –no le he comentado a mi hijo que vendría, seguro por eso no te lo ha dicho.

-Ah claro…eh…es mi primer día…la verdad no entiendo ni siquiera porque me han dado el empleo, pero lo agradezco mucho…así que…eh…no soy muy experta cuidando niños…

-Jajaja -¿acaso se está riendo de mí? –querida, mi hijo es muy amable cuando quiere serlo…bueno, ven entra, te presentaré a los niños.

-Gracias.

Entro y ella cierra la puerta, empieza a caminar y me hace señas para seguirla, y eso hago, camino detrás suyo en silencio, es una casa enorme, increíble, tiene de todo…literalmente.

Llegamos a un salón muy amplio, es de un color crema, como beige, tiene unos muebles impecables que combinan a la perfección…cuadros colgados en cada pared, fotografías, unas cuantas mesitas, flores, decoraciones y muchas cosas más que no se ni como se llaman.

-Niños, vengan aquí por favor, necesito presentarles a alguien.

Por las escaleras del lado derecho veo bajar a dos niños, una niña y un niño, son pequeños aún, él niño ha de tener entre 13 y 16 años, y la niña entre 10 y 12 años. Son adorables.

-¿Qué pasa abuela? –dice la niña mirándome.

-¿Quién es ella? –pregunta más directamente el niño.

-De eso quería hablarles, su tío Zack ha contratado a Margaret, ella los va a cuidar por un tiempo.

-No necesitamos una niñera. –dicen ambos al tiempo.

-No lo tomen como una niñera…ella solo va a estar al pendiente de lo que hacen, les ayudará en sus deberes y cosas así.

-Eh…Hola, soy Margaret Camila -¿Qué diablos estoy haciendo?, no sé ni que decir –creo que no quiero que me vean como su niñera, no quiero incomodarlos ni nada parecido, solo véanme como una amiga, o alguien en quien pueden confiar.

-No estamos hablando con usted. –dice el chico cordial pero odiosamente y poniendo los ojos en blanco.

-Compórtate y preséntate, Zack solo quiere lo mejor para ustedes y saben que él no puede pasar el tiempo necesario con vosotros. –dice Mariana ya un poco molesta, el chico vuelve a poner los ojos en blanco, esto será abrumador…

-Soy Mason, tengo 16 años, no necesito una niñera, y no te incumbe nada de mi vida. –creo que me equivoqué, no soy buena con las edades.

-Yo soy Celeste, tengo 14 años, me gusta la música, también dibujar, pero principalmente, leer y escribir, supongo que podríamos intentar llevarnos bien. –dice ella, también me equivoqué con su edad, pero por lo menos es más amable que su hermano.

-Un placer conocerlos, bueno, ¿estaban ocupados?, ¿puedo ayudar en algo?

-Yo sí, así que aléjate de mi habitación y no entres sin mi permiso.

-Vale… ¿y tú? –digo refiriéndome a Celeste.

-Pues…dibujaba un poco y escuchaba algo de música, pero si quieres puedes venir, no me incomoda, podemos hablar de cualquier cosa. –tiene una sonrisa hermosa, bueno toda ella es hermosa, sus ojos son azules pero un tono más claro que el del señor Zacarías, tiene el cabello castaño, su piel es blanca como la porcelana, parece una muñeca, tiene un cuerpo con curvas definidas, envidiable…y unas leves pecas que la hacen ver aún más divina.

-Claro…encantada.

Mariana ya se ha ido del salón, así que me limito a seguir a Celeste, subimos por las lujosas escaleras, hay una inmensa foto de un señor parecido a Zacarías, excepto por su cabello y pequeños rasgos, me detengo a observarlo.

-Es mi padre…-dice ella al ver que me quedo mirándolo, oh cierto, no debo mencionar a sus padres, cuando me dijo niños, creí que tendría que lidiar con unos pequeños rebeldes, pero veo que son dos adolescentes y a uno de ellos no le agrado ni cinco.




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