Polos Opuestos Se Atraen

Capítulo 1: El cruce de miradas ​

​La cafetería estaba en su punto máximo de decibelios. Para Asher, era el sonido de la vida: risas, conversaciones, la energía de la gente. En su mesa, rodeado por su séquito de amigos, él era el centro de atención. El sol Rubio de ojos azules.

​A unos metros de distancia, en la periferia del ruido, Lloyd se esforzaba por no perder la concentración. En lugar de la resignación, su expresión era de pura frustración. Sus ojos verdes estaban fijos en el libro de cálculo, y el cabello negro caía como un escudo sobre su rostro. Cada risa, cada grito, era como un golpe contra su burbuja de tranquilidad autoimpuesta

Era un intelecto agudo, y la estupidez humana a su alrededor era su mayor irritación. Su amigo, Ben, apareció en su mesa, y la interrupción fue la gota que colmo el vaso.

—¡Lloyd, es hora del almuerzo, no la hora del taller de mentes privilegiadas!— dijo Ben con una sonrisa burlona.

Lloyd cerré el libro con un golpe audible.

—Ben, si la única cosa que te distingue es tu falta de ambición, no intentes arrastrar a los demás a tu nivel —respondió con un tono seco y sin mirarlo, recogiendo sus cosas.

Mientras se alejaba, absorto en su frustración, no se dio cuenta del pie de una silla. Se tropezó, y las hojas de su trabajo de cálculo y el vaso de café en su mano salieron volando. El café impactó en el pantalón de alguien. Lloyd se agachó para recoger sus papeles, con una exclamación de irritación.

—¡genial!, justo lo que necesitaba— ​Una sombra se cernió sobre él. Levantó la vista, esperando a alguien furioso, y se encontró con un par de zapatillas impecables. Sus ojos subieron por unas piernas largas hasta llegar al rostro de Asher.

Asher estaba sonriendo, una sonrisa que no era de burla, sino de genuina diversión.

—Veo que tu mente es tan acelerada que tu cuerpo no puede seguir el ritmo —dijo Asher.

Lloyd no se inmutó

​—Y yo veo que tu sentido de la moda es tan impecable que cualquier mancha de café es una tragedia nacional.

La sonrisa de Asher se amplió. Se agachó para ayudar a recoger los papeles, y sus manos se rozaron. El contacto fue breve, pero una chispa de electricidad pareció cruzar entre ellos.

​—Tranquilo, no es para tanto —dijo Asher, levantándose y sosteniendo algunos de los papeles—. ¿Matemáticas?

—Cálculo diferencial —respondió Lloyd, tomando sus hojas—. A menos que tu plan de estudios de "popularidad" lo haya cubierto, dudo que te importe.

Asher sólo se río.

​—Interesante. Bueno, parece que tu tragedia nacional me ha costado una limpieza en seco.

—Y tu falta de atención me costó a mí un trabajo de dos días —replicó Lloyd, sin ceder.

Sus ojos se encontraron. Los azules de Asher se encontraron con los verdes de Lloyd, una mirada que no era de enojo, sino de una curiosidad mutua. Por un momento, el ruido de la cafetería se disolvió. Asher dejó los papeles en las manos de Lloyd y se dio la vuelta para regresar a su mesa.

—Nos vemos por ahí, cerebro.

—O no —murmuró Lloyd para sí mismo, pero su mirada se quedó fija en la figura de Asher.

Este encuentro no dejó a Lloyd sintiéndose avergonzado, sino con una mezcla de perplejidad y una extraña intriga. No había sido una colisión, había sido un choque de voluntades, y por primera vez, Lloyd se encontró pensando en alguien más que en sus libros.

💙💚Polos opuestos se atraen💙💚




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