La cafetería al día siguiente era igual de ruidosa, pero para Lloyd, el sonido ya no era una molestia distante. Ahora era un recordatorio constante de la colisión de la víspera. Intentaba concentrarse en su libro de historia, pero sus ojos seguían desviándose hacia el centro de la habitación.
Allí estaba Asher, riendo con sus amigos. Parecía ser el centro de un universo propio, uno que giraba a su alrededor. Lloyd lo vio interactuar con los demás: un chico del equipo de fútbol, una chica del club de porristas... Su popularidad no era solo por su apariencia, era por su facilidad para conectar con todos.
Un momento después, una sombra se cernió sobre su mesa. Lloyd ni siquiera tuvo que levantar la vista para saber quién era.
—¿Te gusta la vista, cerebro? —preguntó la voz de Asher, con un toque de burla divertida.
Lloyd cerró su libro con un golpe seco.
—Estoy estudiando el comportamiento social de las especies dominantes en su hábitat natural —respondió Lloyd sin un ápice de emoción, sin levantar la vista.
Asher se rió y se sentó frente a él sin ser invitado.
—¿Y qué has descubierto?
—Que el ruido que emiten es inversamente proporcional a su inteligencia.
Asher se apoyó en la mesa, su sonrisa no se desvaneció.
—Veo que tu ingenio sigue tan afilado como ayer. ¿No te disculpaste por la mancha de café? Mi pantalón todavía huele a eso.
—No me disculpé porque la culpa fue de ambos —dijo Lloyd, levantando por fin la vista. Sus ojos verdes se encontraron con los azules de Asher — Y por lo que veo, ese pantalón está limpio. Supongo que tu sentido del drama es directamente proporcional a tu popularidad.
Asher no parecía molesto, sino fascinado.
—Me gusta la forma en que lo pones. La mayoría de la gente simplemente se disculpa y se aleja.
—Yo no soy la mayoría de la gente —respondió Lloyd, sin ceder.
—Eso es obvio —dijo Asher, y su tono se volvió más serio—. Escucha, en serio. ¿Necesitas ayuda con ese trabajo de cálculo? Puedo darte mis apuntes.
Lloyd frunció el ceño.
—¿Tus apuntes? ¿De verdad crees que te necesito? No necesito una solución fácil.
—No es una solución fácil, es una oferta de paz, cerebrito. Además, tus notas de matemáticas de ayer parecían importantes —dijo Asher, señalando el libro de Lloyd—. A menos que prefieras que te ayude con el pantalón, pero para eso necesitaría que te lo quitaras y no creo que estemos en ese punto de la relación.
Lloyd sintió que el calor subía a sus mejillas. El comentario de Asher lo desarmó. No estaba acostumbrado a este tipo de coqueteo casual.
—No necesito tu ayuda —murmuró, su voz más baja.
—Está bien —dijo Asher, poniéndose de pie—. Si cambias de opinión, sabes dónde encontrarme. Estoy en la sección de "populares". No puedes perderme. Asher se alejó, dejándolo solo de nuevo. Lloyd se encontró con la mirada de su amigo Ben, que lo miraba con asombro.
—¿Asher Williams acaba de hablarte? ¿Y le respondiste así? —murmuró Ben.
—Solo le dije la verdad —dijo Lloyd, pero su mente estaba en otra parte.
Miró su libro de historia, pero no pudo concentrarse. La escena se repetía en su mente: la sonrisa de Asher, el brillo en sus ojos azules, el comentario inesperado.
El mundo de Asher, tan opuesto al suyo, había comenzado a invadir su espacio, y por primera vez, Lloyd no estaba seguro de si quería que se fuera.
💙💚Polos opuestos se atraen💚💙
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Editado: 09.09.2025