La biblioteca, el refugio de Lloyd, nunca había sido invadida de esta manera. No por el ruido, sino por una presencia que lo hacía sentir…menos solo. Asher se había sentado en su mesa, sin decir una palabra, y había estado allí por la última media hora. No estaba estudiando, simplemente observaba.
Lloyd, que estaba trabajando en su proyecto de física, no pudo más.
—¿Qué haces aquí? No es tu territorio.
—¿No puedo estar en la biblioteca? —preguntó Asher, su voz baja para no molestar a los demás.
—Puedes, pero no es lo normal. No hay balones de baloncesto ni porristas aquí.
—Estoy explorando. Y no lo sé, este lugar es tranquilo —dijo Asher, mirando alrededor—.Me gusta. No tengo que estar "encendido" todo el tiempo.
Lloyd lo miró con sorpresa. La fachada de chico popular se había desvanecido. Asher no tenía que sonreír ni ser el centro de atención aquí. Era una versión más suave y tranquila de sí mismo.
—Y tú, ¿qué estás haciendo? —preguntó Asher.
—Resolviendo un problema de física. Es complicado —dijo Lloyd.
—¿Complicado como el ajedrez? —Asher lo miró, interesado.
Lloyd asintió. Se sintió más cómodo explicando la fórmula que había estado trabajando que hablando de sus sentimientos.
—Es sobre el movimiento de partículas. Una parte de la ecuación no me encaja.
—¿Y qué pasa si la partícula no quiere hacer lo que se supone que debe hacer? —preguntó Asher.
Lloyd lo miró con una ceja levantada.
—Las partículas no "quieren" nada. No tienen voluntad.
—Pero, si la ecuación está mal, significa que falta algo, ¿no? Algo que no has considerado. Tal vez esa partícula tiene su propio camino —dijo Asher, y de alguna manera, sus palabras, aunque no eran científicas, resonaron.
Lloyd se detuvo a pensar. A veces, las soluciones estaban fuera de los parámetros que él mismo se había impuesto. La idea de que una variable "ilógica" pudiera ser la respuesta le recordó a su juego de ajedrez en el gimnasio.
—Tú... piensas de forma extraña —dijo Lloyd en voz baja, con una sonrisa que no pudo ocultar.
—Tú también —respondió Asher, devolviéndole la sonrisa.
Y así, en el rincón silencioso de la biblioteca, crearon un lugar que era solo de ellos. No era el bullicio de la cafetería o la adrenalina del gimnasio, sino un espacio de vulnerabilidad y conexión. Hablaban de física, de baloncesto, y de los miedos que cada uno tenía. Asher admitió que a veces se sentía presionado por su popularidad, y Lloyd confesó que a menudo se sentía invisible y que no le importaba... hasta que alguien le habló.
Cuando el sol comenzó a ponerse, Asher se puso de pie para irse.
—Mañana, si quieres... podemos venir aquí. O a otro lugar.
—Podemos venir aquí —respondió Lloyd.
Asher sonrió, y supo que, a pesar de sus mundos opuestos, habían encontrado una órbita compartida, un lugar donde sus diferencias no los separaban, sino que los unían.
💙💚Polos opuestos se atraen💙💚
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romance bl escolar, drama romántica, extrovertido y antisocia
Editado: 09.09.2025