Polos Opuestos Se Atraen

Capítulo 7:El brillo de Asher

El gimnasio estaba lleno de ruido y adrenalina. Para Lloyd, era un mundo ajeno, una sinfonía de gritos, el chirrido de las zapatillas y el eco de los balones. Él estaba allí a regañadientes, observando a Asher jugar un partido de baloncesto. Ben, que había arrastrado a Lloyd hasta allí, estaba fascinado por la destreza de Asher.

​—¡Mira eso! Es el mejor, ¿verdad? —dijo Ben, con los ojos brillando de admiración.

​Lloyd se encogió de hombros, pero no podía apartar la mirada. En la cancha, Asher era una fuerza de la naturaleza. Cada movimiento, cada pase y cada tiro eran precisos y llenos de gracia. Pero no era solo su habilidad lo que llamaba la atención de Lloyd. Era la forma en que jugaba: no solo para sí mismo, sino para el equipo. Animaba a sus compañeros, pasaba el balón a quienes estaban en una mejor posición y, cuando alguien fallaba, no se frustraba, sino que le daba una palmada en la espalda y le decía "a la próxima".

​En ese momento, Lloyd vio algo más allá de la fachada de chico popular. Vio a un líder genuino, a alguien que no buscaba la gloria individual, sino la victoria colectiva. Durante un breve descanso, Asher se acercó a Lloyd, con el sudor brillando en su frente.

​—¿Te gusta el espectáculo, cerebro? —preguntó, con una sonrisa fatigada pero feliz.

—Es… interesante. No sabía que jugabas tan bien —dijo Lloyd, con una sinceridad que sorprendió a Asher.

—Entrenamiento. Mucho entrenamiento —respondió Asher, tomando una toalla—. Es como una ecuación. No siempre ganas, pero si te preparas, aumentas tus probabilidades.

​—Pero no es solo eso —dijo Lloyd, y las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas—. Eres un buen líder. Te preocupas por tu equipo.

La sonrisa de Asher se desvaneció, y su expresión se suavizó. Se sentó a su lado, apoyándose en la pared.

​—Nadie me había dicho eso antes. La mayoría solo ve los puntos que anoto.

—Bueno, yo veo el pase que das. O la forma en que animas a alguien que está teniendo un mal día. Esas cosas también cuentan.

​Asher lo miró, y en sus ojos azules, Lloyd vio una vulnerabilidad que no esperaba. Asher no era solo un chico popular, era alguien que se preocupaba, que se esforzaba, y que valoraba la conexión humana de una manera que Lloyd no había notado.

—No sé qué decir —dijo Asher, en voz baja.

—No tienes que decir nada. Solo… me has enseñado algo —dijo Lloyd—. Que a veces, la verdadera fortaleza no está en ser el centro de atención, sino en hacer brillar a los demás.

El partido se reanudó, y Lloyd observó a Asher jugar de nuevo. Ya no lo veía solo como un chico popular o un deportista. Lo veía como una persona con sus propias luchas y pasiones. El brillo de Asher, para Lloyd, no era solo el de la popularidad, sino el de una bondad genuina que iluminaba su propio mundo, tan oscuro y lógico.

💙💚 Polos opuestos se atraen💚💙




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