Polos Opuestos Se Atraen

capítulo 8:El universo de Lloyd

Para Asher, los números siempre habían sido una herramienta, algo para calcular el puntaje en un partido o para sacar una nota decente en clase. Pero para Lloyd, los números eran un idioma, un universo. Asher lo supo en cuanto entró a la sala de computación. Lloyd estaba sentado frente a una pantalla con códigos que se movían a una velocidad vertiginosa. Su rostro estaba iluminado por el resplandor azul, y su concentración era casi palpable.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Asher, apoyándose en la mesa, su voz en un susurro.

​—Estoy… programando. Un algoritmo para resolver problemas de física complejos. Es una forma más eficiente de calcular variables que no se pueden resolver a mano —dijo Lloyd, sin levantar la vista.

Asher observó las líneas de código. No entendía nada, pero la forma en que los dedos de Lloyd volaban sobre el teclado, la pasión en sus ojos, era fascinante.

—Es… ¿un juego?

Lloyd se rió.

—No. Es una forma de encontrar soluciones. Cada línea de código es un paso lógico. Y si una de ellas está mal, todo el programa se viene abajo.

Asher se sentó en una silla a su lado.

—Es como el baloncesto, ¿sabes? Si un pase no es preciso, toda la jugada se arruina.

Lloyd se detuvo y miró a Asher.

—Supongo que sí. Pero esto es más…silencioso.

—Me gusta el ruido. Pero la forma en que te pierdes en esto… es como si solo existieras tú y la pantalla —dijo Asher, y su tono era de genuina admiración.

​Lloyd se sintió halagado. Nadie se había interesado tanto en su pasión. El mundo de la programación era suyo, su refugio, pero ahora Asher estaba aquí, pidiéndole que le mostrara las estrellas en su universo.

​—Es… un lenguaje —dijo Lloyd, con una voz más suave—. Un lenguaje con sus propias reglas, su propia gramática. Y cuando funciona, cuando encuentras la solución, es como si una melodía sonara en tu cabeza.

—Suena increíble —respondió Asher, y por un momento, se quedó en silencio, observando el brillo en los ojos de Lloyd.

Lloyd se sintió lo suficientemente cómodo como para hacer una pregunta que no se habría atrevido a hacer antes.

—¿Y tú? ¿Qué te gusta de verdad? ¿Algo que no sea el baloncesto?—

Asher dudó, y por primera vez, Lloyd vio una pizca de inseguridad en él.

—Me gusta… la música. Tocar la guitarra. A nadie le gusta el "chico popular" que toca la guitarra. Lo ven como algo cursi.

—Pues me gustaría escucharte —dijo Lloyd, con una sinceridad que tomó por sorpresa a Asher.

Asher le sonrió, y supo que, a pesar de sus diferencias, habían encontrado una órbita compartida, un lugar donde sus diferencias no los separaban, sino que los unían. Este capítulo ha solidificado su conexión, y cada vez se sienten más cómodos mostrándose su verdadero yo.

💙💚Polos opuestos se atraen💙💚




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