Polos Opuestos Se Atraen

Capítulo 11: La verdadera conexión

La noche en la biblioteca había sanado la herida, pero había dejado una cicatriz, un recordatorio de lo frágil que era la conexión que habían construido. Asher y Lloyd se habían perdonado, pero ahora, la pregunta era: ¿qué seguía?

El día siguiente, Asher estaba en la cancha de baloncesto, lanzando tiros libres, pero su mente estaba en otra parte. Estaba pensando en Lloyd. En la forma en que sus ojos verdes se encendían cuando hablaba de física o en la vulnerabilidad que había visto en su rostro. La pelota se le escapó de las manos y rodó hasta sus pies.

De repente, una figura se sentó a su lado en las gradas. Era Lloyd, con su cabello revuelto y la expresión de siempre.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Asher, sorprendido.

—Pensé que la gente popular no era tan mala en los tiros libres.

Asher se rió.

—Tengo la mente en otra parte.

—Lo sé. Me pasa lo mismo —dijo Lloyd, y el silencio entre ellos fue más cómodo que nunca.

Después de un momento, Lloyd se atrevió a hablar.

—Quería decirte algo. Pensé mucho en lo que pasó. Y me di cuenta de que mi reacción no era solo por lo que hiciste. Era por miedo.

​Asher lo miró.

—¿Miedo a qué?

—A que no me vieras como te veo yo. A que solo fuera un experimento para ti. A que no fueras tan diferente como pensaba —dijo Lloyd, con una sinceridad que le quemaba en la boca—. No estoy acostumbrado a que alguien se interese en mí. No así.

Asher bajó la cabeza, comprendiendo.

Yo también tengo miedo. Miedo a que alguien me vea como algo más que el capitán del equipo. Miedo a que alguien descubra que tengo mis propias dudas y que no siempre tengo todas las respuestas.

Lloyd le puso una mano en el hombro.

—Pues ahora lo sé. Y me gusta esa versión de ti.

Asher levantó la vista y sus ojos azules se encontraron con los de Lloyd. No había necesidad de fingir. No había presiones sociales ni expectativas. Solo ellos dos.

—Y a mí me gusta esa versión de ti —dijo Asher—. La que no tiene miedo de decir lo que piensa. La que se atreve a llamarme la atención.

Asher le tomó la mano a Lloyd y la apretó con suavidad.

—Estoy aquí, Lloyd. Y no soy un experimento. Y me importas.

Tú también me importas, Asher. Más de lo que me gustaría admitir —dijo Lloyd, con una pequeña sonrisa.

Las palabras, honestas y vulnerables, flotaron en el aire. No era un momento de pasión dramática, sino de una conexión silenciosa y profunda.

Se dieron cuenta de que su relación no era perfecta, pero era real. A pesar de sus mundos opuestos, se habían encontrado en un lugar en el que no tenían que fingir.

Y en ese momento, el campo de baloncesto, el universo de Asher, se había convertido en un espacio de vulnerabilidad, en el que ambos pudieron ser ellos mismos.

💙💚Polos opuestos se atraen💙💚




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.