La noticia de la excursión al campamento del bosque se extendió por la escuela como un incendio forestal. Dos días y una noche en la naturaleza, fuera del alcance del Wi-Fi y de las redes sociales. Para muchos, fue un desastre; para el director, una oportunidad de "unión" para los estudiantes.
Lloyd estaba en su elemento, por una vez.
Había pasado su infancia yendo a campamentos con su familia, y la idea de estar en el bosque, con sus mapas y su conocimiento de las constelaciones, lo entusiasmaba. Mientras metía su mochila en el autobús, su amigo Ben lo miró con asombro.
—No entiendo cómo te gusta esto. No hay señal, no hay videojuegos, y hay insectos por todas partes.
—La naturaleza tiene su propia lógica, Ben. Solo hay que saber leerla —dijo Lloyd, con una pequeña sonrisa.
Mientras buscaba un asiento, se encontró con Asher, que estaba sentado solo, mirando por la ventana con una expresión inusualmente seria. El asiento a su lado estaba vacío.
—¿Te importaría si me siento aquí? — preguntó Lloyd.
Asher levantó la vista y la seriedad en sus ojos se suavizó.
—No. Siéntate.
Durante el viaje, no hablaron mucho, pero la presencia del otro era un consuelo silencioso. Asher miraba el paisaje de árboles y montañas, un mundo tan diferente al que estaba acostumbrado.
Lloyd, en cambio, se sentía en casa.
Al llegar al campamento, el director, el Sr. Harrison, los reunió a todos.
—¡Bienvenidos! Este será su hogar por los próximos dos días. Hoy, se dividirán en parejas para armar las tiendas de campaña. Y quiero que las parejas se escojan... al azar.
Hubo un coro de quejas. El director sacó una caja y los estudiantes se acercaron para sacar un papelito. Lloyd sacó el suyo.
El número 15.
Cuando se dio la vuelta, Asher lo miraba, con su papelito en la mano.
—Número 15. Parece que la suerte está de nuestro lado, cerebrito.
Lloyd se sintió aliviado. Al menos no estaría con alguien que se quejara del barro o de los mosquitos.
—El terreno es un poco rocoso, así que tenemos que ser estratégicos —dijo Lloyd, mientras sacaban el equipo de su mochila.
—No sé nada de esto, Lloyd. Mi idea de acampar es un glamping con Wi-Fi y una piscina climatizada —bromeó Asher.
—No te preocupes. Te guiaré. El primer paso es encontrar un terreno plano y sin piedras grandes. El segundo, la orientación.
Tenemos que evitar que la luz del sol nos dé de frente al amanecer.
Asher lo observó, asombrado por el conocimiento de Lloyd. No era el nerd que leía libros, sino un líder en su propio entorno.
Mientras armaban la tienda, un hilo se enredó en un nudo imposible. Asher, impaciente, intentó tirarlo con fuerza, pero solo lo apretó más.
—¡Espera! —dijo Lloyd, deteniéndolo. Se inclinó y, con sus dedos, desarmó el nudo con paciencia y precisión.
—¿Cómo hiciste eso?
—Es un problema. Y como todo problema, tiene una solución. Solo necesitas la estrategia correcta, no la fuerza.
Asher lo miró, y en ese momento, se dio cuenta de algo. En el gimnasio, él era el experto. En la biblioteca, Lloyd. Pero aquí, en el terreno desconocido, ambos se necesitaban. Asher proporcionaba la energía, y Lloyd, la lógica. Era un equilibrio, uno que solo podían encontrar cuando sus mundos colisionaban.
💚💙polos opuestos se atraen💙💚
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Editado: 09.09.2025