La pastelería "Sweet Home" se había transformado en un escenario de comedia romántica. Asher, con su delantal blanco, estaba al otro lado del mostrador. Lloyd y su hermana Isabel estaban sentados en una mesa, con el cupcake de chocolate en el centro.
—¿Te gusta, Isabel? —preguntó Asher, sintiendo que sus mejillas se calentaban.
La presencia de Lloyd lo ponía nervioso.
—¡Es el mejor cupcake del mundo! —exclamó Isabel, con la boca llena de chocolate. Luego, se giró hacia su hermano—. Lloyd, ¿por qué no le preguntas si tiene novia?
Lloyd se atragantó con el agua.
—¡Isabel!
Asher se rió, sorprendido por la audacia de la niña.
—No, no tengo novia.
Isabel, satisfecha con la respuesta, continuó su interrogatorio.
—¿Y qué te parece mi hermano? ¿No es genial? ¡Es el más inteligente del mundo!
Asher miró a Lloyd, cuya cara era un tomate.
—Sí, es genial —dijo Asher, y sus ojos se encontraron con los de Lloyd.
En ese momento, la tía Layla apareció con una sonrisa pícara, sosteniendo una bandeja de galletas recién horneadas.
—Chicos, necesito ayuda con un lote de galletas especiales. ¿Podrían venir a la cocina un momento?
Isabel y Lloyd se miraron, confundidos. Layla les hizo un gesto para que la siguieran. Una vez en la cocina, Layla le susurró algo al oído a Isabel, algo que hizo que la niña sonriera con complicidad.
—Lloyd, cariño, ¿podrías ir por más harina del almacén? Está en la parte de arriba —dijo Layla, dándole un empujón suave a Lloyd.
Cuando Lloyd se fue, Layla se giró hacia Asher.
—Mi sobrino necesita ayuda. Y tú, Isabel, puedes ir a contarme sobre tu cupcake, ¿sí?
Isabel se fue riendo, y Asher se quedó solo en la cocina. Diez segundos después, la puerta se abrió y Lloyd regresó, sosteniendo una bolsa de harina.
—Tu tía... es un poco... —dijo Lloyd, con una sonrisa de incredulidad.
—Sí, lo sé —respondió Asher, riéndose.
Layla, que había estado observando desde el pasillo, se rió para sí misma. Sabía que la mejor receta no era para los pasteles, sino para el amor. Y el ingrediente secreto era un empujón en el momento justo.
—Aquí está la harina —dijo Lloyd. Sus ojos se encontraron con los de Asher, y por un momento, el silencio se apoderó de ellos. El aroma a vainilla y chocolate llenaba el aire, y la única cosa que importaba era la presencia del otro.
—Te gusta, ¿no? Mi hermano —dijo Isabel, apareciendo de nuevo en la cocina, con la boca llena de galletas.
Ambos se sonrojaron al instante. Layla se rió a carcajadas. El plan era un éxito.
—Sí, me gusta —dijo Asher, sin dudar. Y en ese momento, supo que la pastelería de su tía era el lugar perfecto para encontrar la dulzura que su vida necesitaba.
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romance bl escolar, drama romántica, extrovertido y antisocia
Editado: 09.09.2025