Polos Opuestos Se Atraen

Capítulo 27: confesiones

El tiempo en la cafetería se había esfumado, y lo que había comenzado como un desayuno se había convertido en una conversación que se extendió hasta bien entrada la mañana.

Lloyd y Asher finalmente salieron, el sol de mediodía les dio la bienvenida. El bullicio de la ciudad había aumentado, pero para ellos, seguía siendo un eco lejano.

Caminaron en silencio, uno al lado del otro, por las aceras del parque. Sus manos no estaban unidas, pero la cercanía era tan palpable como en el banco bajo el roble. El beso en la cafetería había cambiado algo.

Había añadido un nuevo peso a su conexión, una gravedad que lo hacía todo más real, más profundo. Lloyd no podía dejar de pensar en ello. Cada paso que daba era un intento de procesar lo que había pasado.

Asher fue el primero en romper el silencio.

—Mi casa está por aquí— dijo, señalando una calle lateral. —Ha sido una mañana increíble, Lloyd.

Lloyd se detuvo y Asher hizo lo mismo, mirándolo con esos ojos azules que parecían ver más allá de la superficie. Este era el momento. El cálculo era simple: si se despedían ahora, la inseguridad volvería a su cabeza, las dudas sobre lo que sentían.

No podía permitirlo. No después de la libertad que había sentido.

—Espera— soltó Lloyd, sus manos se metieron en los bolsillos de su pantalón. Su corazón, que todavía latía rápido por el recuerdo del beso, se aceleró aún más. —No he terminado con la mañana.

La sonrisa de Asher era una mezcla de confusión y curiosidad. —¿A qué te refieres?.

Lloyd lo miró directamente. La lógica que siempre lo había gobernado, la que le decía que fuera cauteloso, que analizara cada variable, se desvaneció. Esta vez, su corazón tomó el control.

—Me refiero a ti— dijo, con una voz que, para su sorpresa, sonó firme y segura. —Tú eres la variable que no puedo resolver y, al mismo tiempo, la única que quiero. No sé si lo que pasó hace un rato fue… un impulso, o si lo sentiste de verdad, pero lo que yo sentí fue… real. Y no quiero esconderlo más

Asher se quedó sin palabras, sus ojos se abrieron ligeramente. Había algo en la honestidad de Lloyd, en la vulnerabilidad que mostraba, que lo desarmaba.

—Asher....Me gustas— continuó Lloyd, las palabras salieron con una facilidad que lo asustó y lo liberó a la vez. —Me gustas mucho. Eres la única persona con la que me siento real, la única que no me hace sentir como una ecuación sin resolver. Y quiero… quiero seguir resolviéndote. Quiero que sigamos saliendo. En una cita de verdad. No como amigos. Como… como lo que sea que seamos ahora.

El silencio se alargó por unos instantes. Asher procesaba las palabras, la audacia inesperada de Lloyd, la sinceridad en su mirada. Una sonrisa lenta y genuina se formó en su rostro.

—Lloyd, yo… yo también siento lo mismo— dijo Asher, su voz suave y baja. —No tienes idea de lo que me costó venir al parque, de lo que estaba pensando. Tenía miedo de no ser lo que esperabas. De que fueras a calcular mis fallas.

—Mis cálculos me dicen que eres perfecto— respondió Lloyd. —¿Entonces, qué dices? ¿Quieres salir conmigo?.

Asher no respondió con palabras, sino con una sonrisa aún más radiante. —Sí. Sí, quiero. Mañana. A la hora que quieras, Lloyd.

Y en ese instante, bajo el sol de mediodía, ambos supieron que habían encontrado su pareja perfecta. Dos polos opuestos, dos almas que no se parecían en nada, pero que juntas creaban un campo magnético que los atraía irremediablemente. Y no había un solo cálculo en el mundo que pudiera refutar esa verdad.

💚💙Polos opuestos se atraen💚💙




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