Polos Opuestos Se Atraen

Capítulo 36: Un cálculo emocionante

El viernes por la noche, el mundo de Lloyd se redujo a la oscuridad de una sala de cine. La pantalla parpadeaba con imágenes de una película de acción que, en otras circunstancias, habría analizado por sus fallas lógicas.

Sin embargo, su atención no estaba en la trama. Estaba en la mano de Asher, que sostenía la suya con una calidez reconfortante. El pulgar de Asher acariciaba suavemente el dorso de su mano, un pequeño gesto que le enviaba un escalofrío por el brazo.

Después de la reciente confrontación con Gabriela, ambos se habían prometido una cita sin dramas, solo para ellos. Y esa promesa se sentía como una realidad palpable.

​En la mitad de la película, Asher se inclinó y susurró al oído de Lloyd.

—¿Quieres algo de beber? O… algo más interesante?— La voz de Asher era baja y llena de una insinuación que hizo que el corazón de Lloyd se acelerara.

Lloyd lo miró y, por una vez, su lógica se desvaneció por completo. En lugar de una respuesta, sintió una necesidad urgente de estar a solas con él. El ruido de la película y las risas de la gente eran un eco lejano.

Asintió. —Sí. Algo más interesante.

Se levantaron de sus asientos y se abrieron camino por el pasillo oscuro. La luz de la pantalla iluminaba sus rostros, y Lloyd no podía dejar de mirar a Asher. Había algo en su mirada, una mezcla de travesura y ternura, que lo desarmaba por completo.

Llegaron a los baños del cine. Asher entró primero, asegurándose de que no hubiera nadie. El lugar estaba desierto, el silencio era un fuerte contraste con el bullicio de la sala de cine. El eco de sus pasos resonaba en los azulejos blancos.

​Asher se volteó hacia él, sus ojos azules brillaban en la tenue luz. Se acercó y, sin decir una palabra, tomó el rostro de Lloyd entre sus manos. El simple contacto fue suficiente para que a Lloyd se le fuera el aliento. Asher se inclinó y lo besó.

​No era un beso de despedida, ni un beso de hola. Era un beso que lo decía todo. Un beso que hablaba de la victoria sobre Gabriela, de la seguridad que se sentía en la mano del otro, del futuro que estaban construyendo.

Fue un beso que selló la ecuación de sus almas, una que no tenía más incógnitas ni variables. Lloyd, con los ojos cerrados, sintió que el mundo desaparecía. Solo existía la sensación de los labios de Asher sobre los suyos, la suavidad de su piel y la certeza de su amor.

Cuando se separaron, sus frentes se quedaron unidas por un momento. El aliento de Asher era cálido contra la piel de Lloyd, y el silencio entre ellos era tan completo que podía escuchar los latidos de su propio corazón.

—Te amo, Lloyd—susurró Asher.

Las palabras, tan sencillas y tan profundas, golpearon a Lloyd como la solución a un problema que ni siquiera sabía que tenía.

—Yo también, Asher. Te amo.

La lógica de Lloyd no podía procesar la intensidad de lo que sentía. Era más fuerte que cualquier fuerza de gravedad, más complejo que cualquier teorema. Era un sentimiento que no se podía medir, solo se podía sentir. Y en el silencio de ese lugar, su corazón, que antes latía al ritmo de un cálculo, ahora latía al ritmo del amor.

💙💚Polos opuestos se atraen💙💚




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