Polos Opuestos Se Atraen

Capítulo 39: Teorema de felicidad

Años después, la luz de la mañana se filtraba por las mismas grandes ventanas del apartamento que habían elegido. Ya no era un espacio vacío; era un hogar. Las paredes desnudas ahora estaban adornadas con cuadros de exposiciones de arte a las que habían asistido y con fórmulas matemáticas escritas en pizarrones que Lloyd usaba para resolver problemas. En la sala de estar había un sofá cómodo y una guitarra, un testimonio de los gustos de Asher. Su hogar era un reflejo perfecto de sus almas unidas.

​El aroma a café recién hecho flotaba en el aire. Asher estaba en la cocina, tarareando una canción mientras preparaba el desayuno. Su cabello rubio seguía brillando bajo la luz, y su sonrisa era tan radiante como la primera vez que Lloyd la había visto.

En la mesa del comedor, Lloyd estaba absorto en su computadora portátil, trabajando en un complejo problema de física teórica. Ya se había graduado y su trabajo lo apasionaba más que nunca. Se había convertido en un físico brillante, pero el universo que realmente le interesaba no estaba en una pantalla. Estaba en la habitación con él.

​Asher dejó dos tazas de café sobre la mesa y se sentó frente a él. —Buenos días, genio. ¿Ya resolviste el universo?.

Lloyd levantó la vista, una sonrisa genuina se formó en sus labios.

—El universo es un problema constante. Pero he resuelto la ecuación más importante.

​Asher se inclinó sobre la mesa, con curiosidad en sus ojos azules.

—¿Cuál es?.

​—Nosotros—respondió Lloyd, con total seriedad. —Solía pensar que eras una variable imposible de calcular. Un caos emocional sin una respuesta lógica. Y yo era todo lo contrario. Pensé que no teníamos nada en común. Pero la verdad es que la lógica y la emoción no son opuestas. Se complementan. Tú me enseñaste a sentir. Y yo te di un poco de estructura. Y juntos, somos la solución perfecta.

​Asher le tomó la mano. Su piel era cálida y suave, y el simple contacto era suficiente para que a Lloyd se le acelerara el corazón.

—Me gusta esa teoría. Es la más romántica que has tenido hasta ahora.

​—Es la más real—dijo Lloyd, su voz llena de convicción. —Solía buscar la verdad en las fórmulas. Pero la verdad no está en un papel. La verdad es el café que me preparas cada mañana. La verdad es cómo me miras cuando me pierdo en mis pensamientos. La verdad es cómo me siento a tu lado. La verdad es la felicidad. Y la felicidad, Asher, no es un problema que resolver. Es una realidad.

Asher se puso de pie, rodeó la mesa y se sentó a un lado de Lloyd, acunándolo entre sus brazos. El abrazo era familiar, seguro, el lugar al que siempre había pertenecido.

—Nunca pensé que mi felicidad fuera a tener una fórmula— susurró Asher. —Pero si la tiene, es esta: tú y yo. Por siempre.

Y en ese instante, en su propio hogar, con el sol llenando la habitación, Lloyd supo que había encontrado el teorema que había estado buscando toda su vida. No era una fórmula en un pizarrón, sino una que existía en el espacio entre dos corazones que, a pesar de sus polos opuestos, se habían atraído para formar una sola y perfecta ecuación. La de su amor.

💙💚Polos opuestos se atraen💙💚




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