"Amo el maravilloso mundo de Disney. Es como recordar tu infancia, y aún en estas etapas de la vida, sigo mirando los cuentos de hadas porque jamás habrá edad suficiente para volver a revivir momentos mágicos".
¿Por qué el hada madre odia a los humanos? Preguntó Enui, un poco curioso por saber la verdad.
El hada madre no odia a los humanos, pero dice que si salimos al exterior como una persona normal, van a acabar con nosotras y van a acabar con nuestros cuentos. Por eso, ella nos permite solamente salir de una vez al año y con la única condición de que utilicemos la invisibilidad.
¿Ustedes no pueden elegir por sí mismas? Digo, no todos los humanos son iguales.
Sé que no eres como ellos, porque me he dado cuenta, pero hay muchísimos humanos que todavía no creen en nosotras. Solamente somos criaturas mitológicas. Me entiendes? No saben que existimos. Tampoco saben si existen las sirenas o si existen los dragones, o tan siquiera el basilisco. Son tantas criaturas mitológicas que hay y que todavía esperan ser descubiertas. Están ahí afuera, esperando que alguien al fin logre verlas. Aunque algunas de ellas puedan parecer peligrosas. Y aunque las sirenas no sean hermosas como caricaturas, siguen existiendo y existirán, porque los mitos no vienen solamente por creación del hombre.
Enui se quedó callado un momento, procesando lo que Magenta había dicho. Y fue cuando preguntó:
¿Y cómo sabes que todas esas cosas existen?
Ya te das cuenta que pueden existir las hadas, ¿verdad? O mejor dicho, ya te das cuenta que existen las hadas, y somos parte de esas criaturas.
En eso tienes razón, pero imagínate que existieran los dragones o el basilisco. Son criaturas completamente peligrosas. Los dragones podrían devorarme con tan solo un mordisco, y el basilisco... ni mencionar.
Magenta se rió y movió las alas en forma de diversión.
Tienes razón. Pero por otro lado, nosotras somos inofensivas. Jamás haríamos daño a algún humano. Al menos, yo.
Enui la miró con una sonrisa cariñosa y afectuosa, como si fuera una vieja amiga.
¿Magenta?
El hada lo miró con una sonrisa y levantó las cejas, esperando a que Enui hablara.
¿Sí?
Ojalá las reglas fueran diferentes. Ojalá que el hada madre te dejara salir. Así podrías ver que no tendrías que preocuparte por los humanos.
Editado: 27.02.2025