Llegamos a las cataratas después de volar, y algunas de las flores me hicieron estornudar. Es increíble estar en este lugar del que jamás me quiero alejar. Es como si quisiera estar en este mundo de hadas para siempre, como si me quisiera alejar de la realidad para entrar aquí. Como si ya no quisiera ser humano y solo estar aquí con Magenta. Hay muchas hadas aquí, y en todas partes, pero Magenta... Ella es única.
¿Qué es lo que querías mostrarme? Pregunté curioso, sacudiendo el agua de mi cabello que me habían dejado las cataratas.
Mira, quería mostrarte lo que hay detrás de ellas. No solo es agua aquí; es el jardín de la sabiduría. Si tocas las gemas, tendrás el triple de inteligencia que ya tienes.
Ya entiendo por qué ustedes son tan inteligentes.
La verdad es que sí, las hadas conocemos todos los idiomas del mundo, solo que no podemos salir para hacerlo saber.
Bueno, pero en este momento, la sabiduría es lo que menos me importa, dijo Enui mientras se acercaba a Magenta. Ella sonrió nerviosamente al ver que su cara estaba muy cerca y se preguntó qué estaba pasando.
¿Qué haces, Enui? Y esa cercanía de repente?
No me digas que no saben lo que es un beso, dijo el divertido.
No, la verdad no.
¿Entonces me permitirías darte un beso, Magenta?
Ella se encogió de hombros, un poco desentendida del tema, mientras que Enui se inclinaba y besaba suavemente sus labios que sabían a uvas.
Mmm... Murmullo de satisfacción al sentir los labios más sabrosos que había probado. "Sabe mejor que una mujer", pensó mientras la besaba más profundamente.
Magenta por otro lado estaba sonrojada
Editado: 27.02.2025