Alétheia
“Hay un lado de ti que nunca conocí…”
Cassian
Una semana aquí y me estoy sintiendo asfixiado, sabía qué no sería fácil pero la maldita unidad policiaca no sirven para una mierda. Rasque mi nuca y suelto un suspiró, ahora comprendo tan bien a Viktor cuando nos entrenaba, conmigo lo hizo en privado porque ya habían pasado las oposiciones pero ahora yo soy un superior y tengo que hacerlo bien. Agradezco los tres años en Z.E.R.O porque sino estaría tan perdido como cuando era alumno.
Omitiendo toda esa mierda, ya he conocido a la mayoría de oficiales, Ryle me agrada demasiado, es como uno de esos compañeros a los que puedes maldecir y no se van a ofender, en el ámbito de los criminales es otro buen trato, no nos insultamos ni nada por el estilo, todo tan formal que casi puedo hacerlos mis amigos al final. Sin embargo, el tema Daemon me está picando mucho, sabía qué me estaba siguiendo y que me hice el dormido, pero ¿llevarme a su casa? Mierda ni siquiera yo me esperaba eso. Su trato conmigo es extraño, es como si sus ojos me atraparan y me mantuvieran prisionero. Creí qué el problema principal para mí sería Viktor y lo está siendo otra persona…
— Y cuentame de tu vida Cassian, ¿estás casado?
A Max ni una bala lo mantendría callado. En el pasado era tolerable, cuando era él mismo, pero con está identidad, maldita sea, harta, aunque me agrada, es un imbécil y me gusta muchísimo, me distrae de todo y hace que está mierda sea más pasable.
— No.
— ¿Tienes novia o novio?
— No.
— ¿Familia?
No tengo ni maldito gato, pasé una mano por mi cabello y respondí:
— No – lo miré un momento y suspiré. – ¿Y tú? Piensas sentar cabeza o tener a cincuenta y pico de mujeres en tu teléfono.
— Es que soy un romántico Cassian, yo podría enseñarte algunas técnicas.
— No me hacen falta – me reí un poco. Sigo teniendo mi toque.
— Mira una alerta de posible venta de droga, vamos.
Max comenzó a cantar una canción que me sabía muy bien así qué empecé a hacerle segunda y el recorrido a la zona fue más ameno que estar escuchando los malditos avisos que daban los policías en la maldita radio.
— Vale, creo que es aquí.
Vimos el auto deportivo así que le indique a Max que lo detuviera, vamos a ver que tanto carga este tipo.
— Cassian – susurra Maxi cuando bajamos de la patrulla.
— ¿Qué? – digo del mismo modo.
— Tengo una idea – me detengo y lo miré. – Sí este tipo trae merca encima, podemos ahorrarnos el papeleo si le decimos que la consuma toda, no sería nuestro problema.
Sonreí, este es el Maxi que conozco bien. Y mierda es muy tentador, mordí mi labio y le indiqué que nos acercáramos, haremos esto bien. Max lo baja del auto y lo revisa mientras yo identificó el vehículo.
— Vaya Cassian, tiene encima 20 porros.
— Eso es demasiado eh amigo, subelo a la patrulla.
— ¿Estás seguro Cassian? – dijo Max mientras le ponía las esposas.
Suspiré. Podía ver ese brillo en sus ojos, claro que quiero hacerlo, mierda, sería la primera vez que haría algo siendo en su totalidad yo mismo. No me voy a arriesgar tanto.
— Subelo a la patrulla – vuelvo a decir y llamó a una grúa para que lleve el auto al depósito de comisaría.
— Hey Cassian – se acerca una vez estamos apartados de la patrulla. – Y si lo bajamos y le doy unos porrazos, que esa droga iba a parar en manos de adolescentes estúpidos.
— Maxi – sonreí, pasé mi lengua por mis dientes, demasiado tentador. – Se supone que yo debo enseñarte a no hacer este tipo de cosas – le di una mirada y este lo entendió.
Tomé una liga de mi muñeca y amarré mi cabello, vamos a jugar un poco. Veo a Max sacar al sujeto de la patrulla, me acerque y caminé a lado de ellos.
— Hay un nuevo procedimiento para estas cosas amigo – comencé a hablar. – Te vamos a llevar a este callejón y hablaremos.
<< Aquí Daemon ¿cómo lo llevan? >>
Escuchar la voz de Daemon por la radio me provocó un escalofrío en todo el cuerpo. Es cómo si lo sintiera respirando en mi nuca.
— Aquí Alfa50 – respondí. – Estamos bien, vamos con un drogadicto.
— Sí con el putero – dijo Daemon y me hace reír un poco.
— Aparte, estamos con un drogadicto que traía merca encima – dije con una sonrisa.
— Ah pues perfecto, me paso a una patrulla y me dan un toque si necesitan ayuda.
Claro, el cabrón no se iba a quedar como superior en la radio, he notado como evita llevar las riendas como en algún momento yo, pero es algo que hacía en el pasado. Suspiré y miré al sujeto.
— Bien, tenemos dos opciones – lo miré y me crucé de brazos. – Oh vamos a comisaría, te quitamos la droga, te fichamos, vas a la prisión, más la multa y todavía falta lo de tu coche o tenemos otra opción.
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Editado: 10.07.2025