Sin escrúpulos
“Rondando en las profundidades…”
Cassian
Tres días y apenas puedo respirar a solas en el baño. Daemon ha estado todo el tiempo sobre mí y no sé sí fue por el disparo o por otra cosa. Me echo agua fría en el rostro y recuerdo ese día en el hospital, cuando sus manos me tocaron, ha sido una sensación jodidamente electrizante y fue solo el roce de sus dedos, no quiero imaginarme si algo más llegara a pasar.
Pero de algo estoy seguro… él fue quien me disparó. No fue al azar, un tiro perfecto y en estos cuatro años, así te quites la ropa y te bañes, la pólvora se impregna en tu piel como el olor de la sangre, cuando Daemon me tocó, dejó un ligero olor a pólvora, casi imperceptible y lo hubiera sido, de no haber estado estos cuatro años envuelto en pólvora y sangre. Lo qué no me explico de toda está situación es su comportamiento ¿por qué está sobre mí como mamá gallina? Daemon es de los hombre que no se sienten culpables y no siento que sea culpa o lastima debe haber algo pero no sé qué es.
— ¿A dónde vas? – dijo cuando me vio vestido y listo para irme.
— A trabajar ¿no es obvio? – dije y le quité la taza de café que tenía en las manos.
— No te saque del hospital para que al tercer día fueras a trabajar, no eres Jesucristo.
— Me dijiste que tú y Kragel se van a ir a investigar sobre quien me disparó y sí te digo que me lleves me dirás que no.
— Ni loco.
— ¿Ves? Entonces iré a trabajar y no aceptaré un no por respuesta.
— Bien, pero te estaré llamando cada hora.
— Y de pasó me marcas como tuyo ¿no?
Aprieto los labios cuando escuchó lo que dije. ¿Qué mierda dije? Pero apenas si puedo procesarlo, cuando siento como Daemon toma mi mentón entre sus dedos enguantados y me obliga a mirarlo.
Demasiado cerca… demasiado peligroso.
— Me acabas de dar buena idea, así ya nadie te dirá “corazón” – me suelta con brusquedad y sale de la cocina.
Siento como mi corazón taladra mi tórax y cómo mi piel cosquillea… ¿qué demonios acaba de pasar?
El camino a comisaría fue en silencio y con esa tensión con la que me estoy asfixiando poco a poco. Tenía que obligar a mi vista a tener que dejar de mirar como Daemon apretaba el volante con esos guantes negros, estoy empezando a perder la poca cordura que tengo. Bajé del auto de prisa y por suerte no vi a Daemon seguirme, entré al vestidor y me veo en el espejo, tengo otra camisa rosa, mismo diseño, mágicamente apareció en la cama al día siguiente que llegué del hospital, sé qué es Daemon quien me ha comprado todas esas cosas pero no lo admite, solo ha aceptado lo de los zapatos por alguna razón siempre a criticado mis zapatos cuando él lleva zapatos de misa.
Tomé el chaleco y me lo puse, ajustandolo como debía ser, activé la bodycam, acomodé mi placa y me puse todas las armas reglamentarias, cuando salgo vi a Ryle entrando a la comisaría y por alguna razón me hace recordar como Daemon se puso cuando me vio con él. Aun trató de deducir si todo esto es parte de su jueguito o sí de verdad eran celos…
— Vaya aspecto me llevas corazón, parece que al que le dispararon fue a ti – sonreí mirándolo.
— Joder, tú qué haces aquí ¿no deberías estar reposando?
Me gusta el brillo que ilumina sus ojos cuando me mira. Me gusta saber que aún a mis treintas sigo teniendo el mismo efecto que tenía a mis veintes de tener a los hombres queriendo bajar el mundo a mis pies con tal de tenerme.
— He recibido tantos disparos que este no me supo a nada – dije sin borrar mi sonrisa. – ¿Y dónde están las galletas?
— De haberme dicho que vendrías te hubiera hecho una fiesta sorpresa – sonríe dándome un guiño.
— ¡Nene! – grita Max de no sé dónde y viene corriendo a abrazarme. – Creí que te perdía, me iba a suicidar si te morías Cassian.
— Sueltame idiota.
— ¿Me echaste de menos Cassian?
— Ehh… no.
— Yo es que no sé cómo lo soportas Cassian – dijo Ryle.
— Es la maldición que me tocó cargar – digo mirando a Max. – Vete a sacar un patrulla y nos vamos juntos.
— Sí, bomboncito.
Me reí negando con la cabeza, lo de Max en verdad es toda una hazaña. Miré a Ryle y suspiré, me gusta tener atención y ahora necesito a alguien que saqué a Daemon de mi jodida cabeza.
— ¿Y tú, Lambert, me echaste de menos?
— Oh bueno… – un sonrojo se le forma en las mejillas, muerdo mi labio, aún tengo el toqué.
— Pero no te pongas nervioso – dije mirándolo.
— Calla, que me pones más nervioso.
<< Aquí el Superintendente, el comisario y yo estaremos fuera durante unas horas, así qué el Inspector Jefe Winchester se queda a cargo. >>
Mierda. Pase una mano por mi cabello y evito gruñir de frustración, si algo odio es tener que estar al mando de estos pendejos, pero todo sea por seguir con el plan.
#334 en Thriller
#274 en Detective
#41 en Novela policíaca
triller romntico sexo, policias mafia sexo venganza erotica, triángulos amorosos lgbt
Editado: 10.07.2025