CAP 3

La fiesta de Ayax es demasiado aburrida, ni siquiera lo he visto. Le doy un buen trago a la cerveza que me trajo "baby" después de que Jennifer se fuera. Estoy sentado en el sillón de la sala viendo una película española, que ni siquiera puedo oír por toda la gente que rodea la sala y menos por la música tan fuerte. Sé que es española porque salen actores españoles.
Estaría más cómodo si estuviese en casa pero Jennifer no fue la única razón por la que vine, claro que no, hace mucho que no salgo y es divertido ver una película en la cual sólo veo gente preocupada sin saber por qué. Creo que mataron a alguien o algo así, pues bueno.
Recargo la cabeza en el sillón con los ojos cerrados y al abrirlos me topo con Ayax que está detrás mío riendo con un cigarro en la boca y otros dos recargados en sus orejas, como si fuesen plumas.

-No creí que vendrías-dice mientras se sienta al lado mío.

-¿Y eso por qué? Sabes que siempre vengo a tus fiestas-recargo los codos en las rodillas. Este suelta una risa.

-Henn, hace como 3 meses que no te veía. Dime, ¿donde has estado?

Es verdad, hace tiempo que no salgo con este flacucho pálido con ojos amarillos, bueno, sus ojos son demasiado claros y dan pinta de ser amarillos. Doy una risa sarcástica antes de hablar.

-¿Tanto ha pasado? Ni me había dado cuenta.

-Ya ni eres el mismo, ¿qué te pasa? ¿depresión? Hablamos de la vida si quieres.

Ayax y yo ni siquiera somos tan amigos pero son las cervezas que tomó lo que lo hacen tan considerado. Odio cuando las personas se comportan así al estar borrachos, demasiado empalagosos.

-Ya deja de fingir amabilidad Ayax, es mejor que dejes de tomar y saques a esta gente de tu casa, son casi las dos de la mañana- sonrio sarcasticamente porque se que sus fiestas terminan a las cinco de la mañana.

-Shhh, aprovecha, que este comportamiento nadie es digno de verlo.

Suelto una gran risa al verlo realmente inspirado cerrando los ojos y tapando mi boca con un dedo y el cigarro en su boca.

-Ok, ok, creo que es hora de que me vaya- me levanto del sillón mientras le doy el ultimo trago a la cerveza para luego dejarla en el mueble frente al sillón. 

-Que aburrido eres, debemos salir, el siguiente fin de semana tu y yo saldremos de fiesta.

-Claro, claro, nos vemos Ayax-salgo por la puerta, por el patio y me quedo en la acera un rato observando a todos medio muertos bailando y gritando en quien sabrá qué idioma.

 Caminando hacia mi coche pienso en lo que me dijo Ayax, acerca de que no hemos salido en 3 meses. No tenía idea de que había pasado tanto tiempo, antes solía salir cada fin de semana y  entre semana pero la escuela no me ha permitido salir, no tenía idea de que realmente había dejado tan de lado a mis amigos y yo que creía que Jennifer exageraba sobre la poca atención que le ponía. Tampoco yo me siento comprendido, he estado muy ocupado, no creo ser el malo de la historia, ellos también deben entenderme.

La alarma de un auto que está a unos metros de mi me hace brincar, tal parece que una persona lo golpeó, la persona es la misma chica que estaba haciendo escándalo en medio de la multitud. Es Audrey, Audrey, la chica que iba en mi preparatoria, la chica que me gustó pero nunca me hizo caso, la Audrey que conozco está pegada al auto con alarma, sin poder caminar, se le ve demasiado ebria y está sola aquí en la calle a 3 cuadras de la fiesta.

-¿Audrey?- me acerco a ella gritando por la alarma del coche.

-Sehp-dice ella aun recargada en el auto con la mirada perdida.

-¿Qué haces aquí?- me cubro un oído para escucharla por encima de la alarma.

-Vine a una fiestaaa.

-No, me refiero a ¿que haces aquí sola?

-¡¿Qué?! -grita ella. 

La tomo de la mano y la alejo del auto para poder escucharla.

-¿Qué haces acá?-le digo ya que el auto está lo suficientemente atrás como para poder escucharla.

-Estoy yendo a casa- me dice arrastrando algo las palabras y tratando de mantener equilibrio.

-¿A las dos de la mañana? ¿Caminando?

-Seh, es que no tengo dinero para un taxi- se da un largo estirón.

-Yo puedo prestarte ¿vives muy lejos?

Suelta una gran risa forzada antes de hablar.

-¡Ni siquiera tengo a donde ir!

¿Qué?

-¿A qué te refieres con eso?-le digo sin entender nada, por Dios, como odio lidiar con borrachos.

-No tengo casa, no tengo donde vivir, no tengo carro, no tengo una mascota, no tengo un sueter, no tengo novio, no tengo mamá, no tengo papá, no tengo abuela...-comienza a darme una lista larga de lo que supuestamente no tiene hasta que la interrumpo.

-Audrey no es momento para que juegues, vamos, dime cual es tu direccion.

Empiezo a llamar a un taxi hasta que Audrey se decide tirar de una manera muy salvaje al suelo, la tomo antes de que su cabeza choque contra el suelo y mi celular sale volando gracias a mi acto heroico.

-¡Oye ¿puedes levantarte?!- le digo, aunque realmente no es nada difícil alzarla ya que es muy pequeña y delgada. Ha de medir un metro sesenta y pesar 50 kilos.

Se levanta mientra se ríe. Está hecha un desastre, su suéter azul esta muy mojado por el sudor y huele mucho a tabaco y alcohol, sus pantalones están rasgados aunque tengo la sospecha de que son así, sus botas con tacon estan igual de rasgadas aunque dudo que estas sean así, su maquillaje es poco pero este se ha corrido, y su cabello, a pesar de que tiene un corte de chico esta muy enredado y se le pega un poco en la frente por el sudor. Su aspecto es muy diferente al que solía ser hace tres años.

-Audrey, dejame llevarte a mi auto, estarás más segura ahí.

Ella solo asiente y coloca su brazo alrededor de mi cuello para que la lleve. Tomo mi celular que ahora tiene la pantalla rayada por la caída y caminamos como podemos al auto. En cuanto llegamos la siento en los asientos traseros y en el momento que toca el sillón ella se acuesta y se duerme. Al inicio pensé que se había desmayado pero al escuchar sus ronquidos supe que no. Pero esto no es bueno, no es nada bueno.