Por Amor A Ellas

Capítulo 2

*Audrey*                                                             18 de septiembre de 2017.

Miré a Cassy y vi mi emoción reflejada en ella, así que ambas corrimos y la abrazamos, no podíamos creer que fuera Camille, la misma Camille que era nuestra mejor amiga, corrección, es nuestra mejor amiga.

Les contaré, hace unos tres años que no vemos a Camille, ya que ella tuvo que salir del país por problemas personas de los cuales no nos enteramos, no supimos más de ella, ni un mensaje, ni una llamada, nada, desapareció del mapa, hasta ahora.

― Chicas, ya suéltenla, la van a asfixiar ― dijo Nathan sonriendo.

― Eso no pasará, no quiero preparar un velorio y menos para ella que no vemos desde hace unos tres años ― dijo Cassy sonriendo ampliamente.

― Yo las dejo aquí con sus cursilerías y niñerías, me repugna ― dijo Jayden con cara de asco

― Si, mejor lárgate, me basta y sobra compartir el mismo aire como para tener que aguantarte más ― dije amargamente.

― Un gusto volver a verte, Camille; y tu, Audrey, sé que amas verme, no lo niegues, preciosa ― dijo Jayden antes de retirarse.

― Jayden nunca cambia ― dijo Camille sonriendo.

― Es tan insoportable, no lo tolero ― dijo Cassy.

― Confirmo lo dicho por ti, es un idiota de primera ― dije rodando los ojos ― Pero no sigamos hablando de él, hablemos de ti, Camille ― giré a verla ― Mira lo hermosas que estas, sea donde sea que fuiste, te dio un cambio para bien.

Es verdad, se ha vuelto una belleza. Ella es una chica de cabello rizado, tono de piel un tanto oscura, ojos café oscuro, pestañas largas, cejas pobladas. Es esbelta, caderona y por lo que observo, ahora le gustan los top y chamarras. 

― Si, esta súper hermosa, si fuera hombre estaría atrás tuyo ― dijo Cassy.

― Ay, chicas, yo también las extrañe, a ustedes y sus locuras ― dijo Camille mientras nos volvía a abrazar.

Desde siempre ha sido ese tipo de chica que puedes confiar sin duda alguna, así no esté de acuerdo con tus decisiones, nunca te dará una puñalada por la espalda; y por lo que veo, eso no ha cambiado.Pero había algo en ella que había cambiado y aunque no se le notara tanto como su cambio físico, yo si veía presente ese cambio. 

― Y cuéntanos, Camille ¿Cuándo y cómo llegaste? ― le pregunté mientras me separaba del abrazo.

― Llegué hoy, y fue todo gracias a Nathan, quería darles una sorpresa a ustedes, así que encontré el número de Nathan en mis contactos y me comunique con él, le dije que llegaría hoy y antes de pasarlas a buscar pasó por mí al aeropuerto y me llevó a casa, donde deje mis maletas y me vine para acá directamente, estudiaré aquí de nuevo con ustedes ― dijo Camille emocionada.

― Ay, Nathan, eres un amor, de verdad, gracias por esta sorpresa ― dije entusiasmada.

― Si, si, si, sé que soy genial, pero me lo pueden seguir diciendo más tarde, ya es hora de entrar, se nos hace tarde ― dijo Nathan mirando su reloj.

― Es verdad, entremos ― dije dirigiéndome a la puerta junto a Cassy y Camille.

Ya adentro en la preparatoria, nos despedimos, por desgracia estaríamos todos separado, en lo que respecta a esta hora, me tocaba matemáticas, a Cassy historia, a Camille arte y a Nathan español.

Al entrar al aula de matemáticas, elegí un asiento casi al final de la fila y me senté y sequé mi libro y cuaderno de matemática de mi mochila.

― Pero es que el destino ha beneficiado a este simple chico, al tener la suerte de estar en la misma clase de esta belleza caída del mismísimo Olimpo ― susurraron en mi oído y solo escuchar su voz sentí de todo.

¿Cómo tenía tanta mala suerte para que me toque estar junto a Jayden, y además, que termine siendo mi compañero de asiento?

Cálmate, no hagas un show ni un drama, me dije a mi misma, pero no lograba calmarme, Jayden sacaba la peor parte de mí, siempre me incitaba a pelear con él.

―Buenos días jóvenes, me presento, soy Dominic Lam y este año yo seré su profesor de matemática ― dijo el profesor mientras dejaba sus cosas en el escritorio ― Para comenzar, necesito que todos se presenten para conocerlos mejor. Empezaremos con la señorita de la cuarta fila.

Suerte la mía que la señorita de cuarta fila era yo, el día de hoy se está torciendo cada vez más.

―Buenos días, mi nombre es Audrey Evans, como muchos deben de saber y tengo 17 años ― dijo mientras me sentaba

― ¿Y qué te gusta hacer y qué te gustaría estudiar? ― Me preguntó el profesor.

― Me gusta mucho el arte y por eso quisiera estudiar algo que se relacione mucho con él ― dije.

― Muy bien, que siga el joven que se encuentra al lado de la señorita Evans ― dijo el profesor.

― Buenos días, hola a todos de nuevo, me llamo Jayden Lee, me pueden decir Jay, tengo 18 años, me gusta enamorar a las chicas ― dijo guiñándome el ojo ― Y mucho más si son unas obras de artes como mi querida Audrey.

Paciencia, Audrey, ten paciencia, me dije a mi misma. Todos en el salón empezaron a chivar y reír.

―Ay, Jayden, que lastima, porque a mí no me gustan los idiotas como tú ― le dije sonriendo cínicamente.

― UHHHHHH― gritaron en el salón.

― Ay, pero que suerte para ti, porque soy muy persistente, además, me gustan las chicas necias y testarudas como tu ― dijo Jayden sonriéndome coquetamente.

― Ya basta, chicos, esto no es ningún salón de disputas ni de romance, así que o se callan o todos tendrán una pasada por detención ― gritó el profesor y fue la palabra que llamó al orden y al silencio ― Ahora sigamos con las presentaciones

Siguieron las demás presentaciones y luego empezó la clase, o mejor dicho, la tortura, yo no entendía nada de lo que el maestro explicaba, eso parecía traído de otro planeta diseñado solamente para acabar con mi buen ánimo y paciencia. Aunque para mi compañero eso le pareció lo más sencillo y fácil del mundo, parece que Jayden no era tan estúpido como pensaba.




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