Capitulo nueve

Sentía que mi cabeza estaba dando vueltas, el dolor era insoportable; era como si en todo mi oído estuvieran tocando un tambor de lo más ruidoso, como el de mi sobrino.

Abro mis ojos poco a poco y la falta de iluminación me deja desorientada. Me remuevo un poco y tanteo por la orilla de la cama para tocar la mesita de noche pero me resulta raro no encontrarla. Entonces mientras busco por los mis lados buscando mi teléfono toco algo fuera de lo común, más bien toco a alguien.

¡ALGUIEN ESTA EN MI HABITACIÓN!

Salto disparada de la cama con mis sentidos bien alertados, y en efectivo ahí hay una persona junto al lado donde yo me encontraba pero no distingo quien es.

¿Quién demonios es? ¿Qué me paso anoche? ¿Y si me secuestraron? No seas tonta Daisy, si te hubieran secuestrado no estarías en tu cuarto. Me regaño mentalmente y decidida a ver quién es el intruso me acerco a las cortinas y al abrirlas me quedo estupefacta.

Este no es el paisaje que tengo todas las mañanas. Miro a mi alrededor y si no fuera por las cortinas que sostengo me caigo de culo al piso.

Esta no es mi habitación, y me asusto. Ciento que al aire me falta y que en cualquier momento voy a vomitar, y más con el horrible dolor de cabeza. Pero eso no es todo, al mirarme me alarmo aún más.

Mi cuerpo solo lo cubre una camiseta.

¡UNA CAMISETA!

Esto es demasiado, ahora sí que siento que vomitare todo... Y volviendo a lo que en un principio quería saber me quedo tiesa.

Hay un chico en mi cama, un chico que no tengo idea de quien sea.

Mi cuerpo no reacciona, mi mente no reacciona, yo no reacciono y lo peor aún es que no tengo memoria de que paso aquí. Y si... No, es imposible.