Estaba completamente muerta de miedo pues obviamente en una situación de estas a mi edad, no sabía qué hacer. Lloraba a mares resguardada en la oscuridad de la noche mientras mordía una almohada en mi habitación, objeto que se encargaba de amortiguar los sonidos ahogados y sollozos que prefería debido al temor que me embargaba ante mi incierto futuro, el mío y del bebe.
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Editado: 14.10.2020