Desperté en un cuarto de hospital, la directora del orfanato se encontraba hablando a pocos metros con una enfermera entre susurros mientras me observaban de reojo.
Apenas se dieron cuenta de que me hallaba despierta y que además las observaba, dejaron de conversar y las miradas de ambas se enfocaron en mi con desaprobación.
Era obvio que mi secreto había quedado al descubierto, mis manos se ubicaron de inmediato sobre mi vientre en señal de protección al tiempo que el ceño de aquella mujer se arrugaba, a leguas se notaba lo enojada que estaba y que yo era el motivo de aquel disgusto.
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Editado: 14.10.2020