Dieciocho

Todo ese tiempo había ideado un plan, al principio sola pero luego se le unió Nicolas.

Aunque al inicio estaba enojado por todo lo que le había ocultado, al explicarle lo ocurrido con aquella mujer, pudo entender parte de mis razones y temores.

Ya no estaba sola y se sentía genial.

—Tu y yo estamos juntos en esto, no creas que dejare solas a mis chicas.

Sonreí emocionada al tiempo que recargaba mi cabeza en su hombro, el paso su brazo sobre mi cuerpo, atrayéndome hacia él.

—¿porque dices que es niña? Tal vez sea un nene.

Escuché su risa ronca sobre mi cabeza.

—Ya veraz que es una niña, lo sé, es un don.

Y no dijo nada más.

Le iba a increpar sobre su supuesto don, pero, se sentía tan bien estar sobre su pecho, escuchar el latir de su corazón que cualquier replica que fuera a soltar murió antes de salir de mis labios.