Cuando termino de vestirme y peinarme, ya es cerca de la media noche. Me despido de mamá y cruzo la puerta de salida a toda prisa. El concierto ya debe de haber terminado, pero de todos modos mis amigos seguirán en el bar al menos tres horas más.
Se me hizo tarde porque estuve trabajando en un expediente que me asignaron el jueves. A comienzos de febrero empecé a trabajar en el estudio jurídico Urriaga-Burgos y mi suegro no es una persona fácil de complacer, así que me esfuerzo al máximo para no defraudarlo.
Este es el último fin de semana de vacaciones. Por lo que el lunes, cuando empiece la universidad, tendré menos tiempo para ocuparme de los trabajos en el estudio, y no quiero atrasarme.
Llego al bar y me encuentro a Bruno cerca de la entrada.
—Hola, pulgosa. ¡Lástima que te perdiste el concierto! —me coloca una mano en el hombro, mostrando una sonrisa irónica—. A Lucas le aventaron un sostén a la cabeza.
Me cruzo de brazos y contraataco.
—¿Sabías que Stacy se escribe mucho con Malcom últimamente? Creo que le pedirá que venga a vivir aquí, para que puedan ser novios.
Sí, esa fue una mentira un poco cruel, lo sé.
Mi hermana y Bruno llevan casi dos meses separados, después de que ella terminó con él, unos días antes de navidad. Lucas me ha dicho que Bruno no ha vuelto a estar con otra chica, a pesar de que muchas se le insinúan cada fin de semana. Por lo que asumo que todavía siente cosas por ella.
—Eso no te lo voy a creer —asegura, aunque percibo algo de duda en su voz.
Seguimos discutiendo hasta llegar a la mesa del grupo. Nuestros amigos están allí. Vanesa conversa con Stacy, Lucas bebe cerveza con Tadeo, y Francis tiene a una chica en su regazo.
Mi novio se pone de pie al verme y me recibe con un beso. Me ubico a su lado y me recuesto contra él.
—Amor, le estaba diciendo a Tadeo que debería darle una oportunidad a Patricio —me comenta él, refiriéndose al chico que sirve tragos—. Pero no le gusta porque no es lo suficientemente alto.
Dirijo a mi amigo una mirada acusadora.
—Lo siento, no puedo salir con alguien que no llene mis expectativas —se defiende éste.
—El problema es que nadie lo hace —replico.
Bueno, nadie excepto Julio. ¿Alguna vez se olvidará de él?
—¿Te gustan los pelirrojos? —le pregunta Bruno—. Tal vez puedas esperar a que Francis se decida a salir del clóset.
—Oh, no. Estoy muy seguro de que me gustan las mujeres. A diferencia de ti —Francis se apresura en contradecirlo, para no espantar a la chica con la que está—. Lucas, ¿hace cuánto que no vemos a Bruno con alguien? Ya se le debe de haber olvidado para qué sirve lo que tiene entre las piernas.
Lucas ríe a carcajadas, pero Stacy hace una mueca de que no se cree nada ese cuento.
Detengo a Patricio y le pido un daiquiri de durazno, mientras los chicos continúan molestándose mutuamente.
Un momento después, me levanto de donde estoy y me siento al lado de mi hermana, para unirme a la conversación que está teniendo con Vane. Comentan acerca de una banda de rock local y, específicamente, sobre su vocalista Oliver Sorja. Sé sobre ellos porque a Lucas le encanta su estilo, y porque sus videos musicales se están volviendo muy populares en internet.
—¿Por qué Musageta no puede ser tan genial como ellos? —se lamenta Vanesa, haciéndonos reír.
—Porque en Musageta hay gente como Bruno y Francis, que sólo piensan en chicas —se queja Stacy—. Ojalá yo pudiera ser tan linda como Cindy Preston, para conseguir un novio como Oliver.
Ah, y este chico sale con una supermodelo, también. Lo había olvidado.
—Tú eres más linda que cualquiera —la halago y ella me sonríe.
Aprovecha para contarme sobre la competencia de danza a la que se presentará al año siguiente. Está muy emocionada, por más de que aún le quedan muchas prácticas para poder sentirse a la altura. Stacy es genial en eso que le gusta.
—¿Creen que nosotros podamos llegar a ser tan conocidos como ellos, alguna vez? —nos pregunta Vane al cabo de unos minutos. Evidentemente se quedó pensando en el tema de la banda de rock.
—Yo creo que sí —admite mi hermana—. Después de todo, tienen mucho talento.
Miramos a los chicos sentados frente a nosotras. Siguen hablando trivialidades, tomando cerveza y haciéndose bromas pesadas. La chica que acompañaba a Francis ya se ha ido.
Editado: 24.02.2019