¡Sorpresa!
¡Adelantamos la publicación del jueves porque queremos festejar!
Éste es un capítulo muy especial que va dedicado a una personita que nos dio una excelente noticia 😊💕
Esperamos que lo disfruten mucho.
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La obra concluye sin inconvenientes. Todos los participantes volvemos a salir a escena para la despedida. Nos tomamos de las manos y hacemos el saludo final entre vítores y aplausos.
Tadeo y yo estamos muy emocionados.
—Brenda, estuviste genial —me felicita Alba cuando nos encontramos tras bastidores.
Le hago saber que su dirección también fue magnífica. Terminamos de felicitarnos entre todos y Tadeo y yo abandonamos el sitio.
—Estoy orgulloso de ti —mi amigo me abraza en el camino—. Aunque sé que esto fue sencillo para ti. Lo que me preocupa es tu actuación del sábado.
Se refiere a mi venganza contra Lucas, haciéndome pasar por la chica misteriosa.
—Eso será pan comido —intento tranquilizarlo, pero él no parece del todo convencido.
El día clave llega y Lucas me envía la dirección de la casa de su amigo Francis.
Éste tonto no tiene idea.
Observo mi vieja mochila, que ya dejé preparada con todo lo que voy a necesitar esta noche.
Ahora sólo falto yo.
Abro mi ropero con la intención de elegir un atuendo apropiado para una fiesta. Extraigo un vestidito rojo ajustado y lo coloco delante de mi figura en el espejo. Tal vez si lo combino con un labial del mismo tono pueda causar un gran efecto. Cambio de idea y lo reemplazo por unos jeans con una blusa clara. Pero lo siento demasiado informal.
Guardo de nuevo las prendas y me propongo a seguir la búsqueda cuando caigo en la cuenta de que estoy dando vueltas sin sentido.
Lucas ni siquiera me va a ver.
De hecho, nadie lo hará.
Y yo aquí, como una tonta, preocupada en lucir bien.
Ruedo los ojos, molesta conmigo misma por tantos nervios que comienzan a invadirme y me decido por un short de jeans, una blusa gris sin mangas y unos converse blancos.
Lo más importante, para esta noche, es estar cómoda.
Me dirijo al lugar indicado, a eso de las diez de la noche. Desde afuera se escucha la música y el barullo de la fiesta que parece estar abarrotada de gente.
Mejor aún.
Me oculto detrás de un árbol y contesto al mensaje de Lucas en el que me pregunta si ya estoy llegando.
“Estoy cerca… pero quiero que primero nos veamos a solas”, agrego al final una carita haciendo un guiño.
Comienzo a rodear la casa por fuera, buscando alguna habitación en la que no haya nadie, donde pueda llevar a cabo el plan.
Me fijo en una pequeña ventana que casi toca el suelo y me agacho para mirar a través de ella. El otro lado está complemente oscuro, pero unos leves haces de luz me permiten contemplar una especie de sótano.
Es perfecto.
Coloco mi vieja mochila al costado y comienzo a forzar la ventana, hasta que logro mover la perilla y abrirla.
Con la luz de mi celular me aseguro de que no haya nadie adentro.
A continuación, tiro la mochila y me introduzco por el espacio que acabo de dejar libre. Me dejo caer a una habitación oscura, larga, llena de objetos apilados a cada lado. Cuando mis ojos se acostumbran a la suave luz de la luna que se cuela por el cristal, me fijo alrededor. Hay tantas cosas, algunas de ellas cubiertas con mantas blancas, que no será difícil encontrar un escondite.
Arrimo una caja grande a la ventana, que me servirá para escalar una vez que haya acabado con esto.
Logro localizar unas sillas amontonadas a los costados. Acerco una al centro de la habitación, la coloco de espaldas a la entrada, y le paso un trapo que tenía en la mochila, para quitarle el polvo.
Editado: 24.02.2019