Alex
Hoy es un dia como cualquier otro, fui a la escuela, dure medio dia en esta, ya que habria una reunion de profesores, mis papas me llevaron al parque de diversiones y ya estamos volviendo a casa, a mis ocho años de edad y yo ya tengo la madurez de un adulto... lastima que tendre que separarme de ellos a los nueve y medio para ir con mis tios y mi hermano a la academia para ser un gran agente como mi padre lo fue en su época, lo malo es que el se retiro solo por mama y por nosotros, es increíble lo que el amor hace, por eso no me voy a enamorar nunca... creo que eso se lo dejare al destino, si me llego a enamorar espero que sea de una niña muy linda.
-Padre, me ire a la cama, estoy un poco cansado- dije bostezando, mi madre me dio una mirada de advertencia por esa falta de educación- Lo siento, madre.
-Descansa, campeón, mañana habrá que levantarnos temprano- dijo mi padre con un poco de diversion.
-Buenas noches madre, buenas noches padre- dije haciendo una pequeña reverencia.
-Descansa, tesoro, mañana sera un gran dia- dijo mi madre acercándose a mi para besar mi frente, amo cuando ella hace eso, mi familia es mi todo.
Al terminar de despedirme de mis padres me fui a mi cuarto, en todo lo que pensaba era que era un niño muy afortunado al tener unos padres que me aman y que por fin estare con mi hermano gemelo. Era muy feliz mi niñez, nunca me falto nada, siempre he obtenido lo que queria, siempre trabaje para ganarme lo que necesitaba, mis trabajos no eran nada del otro mundo, solo era ayudar a mi madre en lo que ella necesitara, aunque para eso yo siempre estaba dispuesto, amaba estar en familia en fechas importantes, como lo seria el dia siguiente.
Despierto por unos ruidos que se escuchan en la sala de mi casa, creí que mis padres estaban discutiendo, pero ellos nunca lo hacen, siempre hablan como personas civilizadas que son, asi que es muy extraño que haya ruido en la sala de mi casa. Salgo sigilosamente con direccion a la escalera, al llegar bajo y me oculto donde nadie se de cuenta de mi presencia. Un pequeño escondite que mi padre me mostro cuando era niño en el que jugaba con mi hermano cuando nos aburriamos.
En casa habian unos hombres muy extraños, papa estaba protegiendo a mi madre con su cuerpo, se que ella lo es todo para el y el lo es todo para ella... aun no entiendo como es que fui criado para que algunas personas no me importen, solo me tiene que importar mi familia, mi trabajo y las misiones que tenga que cumplir en un futuro, es lo que se supone que todos en la famili hagan, seguir ese pequeño legado que nos dejaron los abuelos....
-No tienen porque estar aqui, yo no he sido quien ha matado a tus hombres- dijo mi padre mirando a los ojos del extraño.
-Era mi mano derecha, ¿como piensas que te voy a creer despues de que habias acabado con mas de mis hombres?- ese hombre hablaba y la mentira se notaba en su voz, mi padre lo sabia- Ademas de que mataste a mi hermano...
-Tu hermano tuvo la culpa de morir en mis manos, sabes que si no me dan un motivo, no mato a nadie- dijo mi padre con firmeza en su voz- Ademas de que trato de matar a una inocente.
-¿Le llamas inocente a la ramera que tienes por esposa?- eso que dijo me enfurecio, nadie ofende a mi madre, las ganas de salir y matar a ese maldito me invadieron, pero me relaje.
-A mi esposa no la ofendas, ella no es ninguna ramera.... no como la zorra que tu tienes por esposa- habia diversion en la voz de papa... algo tramaba, pero no se que, me es imposible desifrarlo- Dile a tus hombres que salgan de mi casa ahora.
-Revisen la segunda planta, sus mocosos deben estar alli arriva- mi padre lo fulmino con la mirada al escucharlo decir eso, pero por un instante vi miedo en su mirar pero solo fue un reflejo, porque la cambio al instante.
Los minutos pasaban y solo se escuchaban cosas callendo al suelo, mi madre estaba palida y se que penso que yo estaba alla arriba, para su suerte baje antes de que esa gente entrara a mi habitacion, no me gusto que lo hicieran, pero no me quedo de otra mas que permanecer en silencio.
-Señor, no hay nadie, solo una habitacion basia y organizada de un niño- no me juzguen, tengo ocho años, pero nunca dejo mi cama sin hacer ni para ir al baño.
-Entonces, ¿donde tienen a los mocosos? me gustaria conocerlos- dijo el hombre con una sonrisa maliciosa.
Pude ver que en su cuello tenia un tatuaje y una cicatriz en su pomulo izquierdo, es una buena pista si algun dia quisiera deshacerme de el por molestara mi familia de esta manera... mi meta en la vida es mantener a mi familia a salvo, a mi madre, principalmente, ella es una mujer delicada que merece respeto y ser tratada como una reina, ninguna mujer es o sera como ella, es la mejor persona, esposa, amiga y madre que he conocido en toda mi vida, y no solo lo digo yo.
-Los envie con sus tios, no los dejaria donde corren peligro- le dijo mi padre burlon, el nunca deja el sarcasmo, ademas sabe que estoy oculto en algun lado de la casa.