El cambio

Cuanto más pasaba el tiempo, más grande era mi amor por él. Así se cumplieron cuatro años de estar juntos. Pero todo cambió un día, de repente. Él empezó a ser más frío conmigo, casi no me hablaba, ya no jugábamos nuestro juego favorito, ni me llamaba por videollamada... nada.

Un día, no aguanté más y le pregunté:

—¿Qué pasa? ¿Por qué ya no eres como antes? ¿Acaso hice algo que te molestara?

Él respondió:

—No, para nada. Pero hay algo que no te he contado, y me da miedo decirlo.

Le pedí que me lo dijera. Le recordé que los secretos no son buenos en una relación. Entonces me confesó:

—Siento que esto no va a funcionar. La distancia es mucha, y tampoco quiero irme. No es por ti, es por mí. Te quiero… pero siento que ya no. Además, estoy hablando con alguien más.

Leer ese mensaje fue como sentir mi corazón romperse en mil pedazos. Decirme que me quería pero ya no, fue horrible. Pero lo peor fue esa última frase: “Estoy hablando con alguien más”.

¿Y sabes qué hice?

Le dije: “Está bien, no te detengas por mí. Ámala mucho”. Esas palabras salieron de mí solo para que él estuviera bien, aunque por dentro me estuviera desmoronando. Pensaba en la distancia, en cómo no podíamos tocarnos ni vernos de cerca. Lo entendía. Tal vez era lógico que ya no estuviera enamorado de mí.

Pero lo peor vino después: me dijo quién era ella. Era mi prima. Y lo más doloroso… me confesó que ella le gustaba desde antes de estar conmigo. Nunca me lo dijo. Fue tan inmaduro de su parte guardar algo así por tanto tiempo y revelarlo solo al final.

Sentí una rabia inmensa. Me enojé conmigo misma, porque también sentía que lo había tenido atado, y a la vez me sentía culpable.

Pero lo dejé ir. No sé si fue lo correcto, aunque en el fondo sentía que algún día nos volveríamos a ver.

Cuatro años juntos… y en todos esos años, él también tenía sentimientos por alguien más.