¡por dios Carolina!

Capítulo 17

Siento una luz molesta y un calor abrazador sobre mí, la que provoca que lentamente comience a abrir los ojos, una brisa suave golpea mi piel tan sutilmente que parece una caricia en mi piel, mis ojos cada vez son más conscientes de lo que ven y están encantados con el paisaje que observan, una playa de aguas cristalinas está justo frente a mí, un sol tan luminoso que cuesta poder adaptarse a él y que a la vez hace que cada centímetro que observo sea realmente maravilloso, arena blanca y caliente es lo que tocan mis manos en este momento. Estoy vestida con un traje de baño bastante sugerente con tonos rosados, rojos y violetas, pero que al parecer se ajusta perfectamente a mi cuerpo, estoy bastante bronceada, ya no tengo ese color de piel tan blanco que hace que se vuelva transparente en la luz, y no es que exagere si hasta parece que brillara. La felicidad que siento en este momento es tanta que siento que nada es real, todo lo que veo es paradisíaco y aunque sé que estos paisajes sí que existen por mi calidad de vida dudo que pueda visitar uno alguna vez. A lo lejos diviso una persona de sexo masculino que se acerca lenta mente en mi dirección parece un modelo de revista, se ve bien bueno desde mi posición, al notar más de cerca las facciones puedo reconocer a semejante hombre, lleva solo un bañador color azul con rayas Calipso, no muy llamativo, o tal vez será que por la imagen te que tengo de su pecho desnudo el bañador es lo que menos me importa en este momento. Su sonrisa hace ver que me ha visto y toma su dirección directa a mí, trae una bandeja con lo que al parecer son tragos y fruta esto sí que parece un sueño, me siento plena con lo que estoy viviendo, es maravilloso. Rafael se sienta a mi lado dándome un beso tan apasionado que me deja volando en las nubes.

— Hola hermosa, como te sientes— escucho su voz a lo lejos.

— Bien gracias ¿Dónde estamos?— pregunto ya que aunque todavía esto parezca muy real se que no lo es.

— en un lugar que te aleja de lo que te hace daño. Disfrútalo y relájate.

El comentario aunque extraño lo dejo estar, no quiero que nada arriesgue el magnífico momento que estoy pasando a su lado, aunque no habla mucho me siento feliz, plena y tranquila. A lo lejos puedo percibir una risa de un niño al agudizar el sonido puedo identificar de donde proviene y fijo mi vista en una niña feliz jugando en el borde del agua.
— ¿Quién es esa niña?— observo por lo que parece mucho rato a la pequeña que juega con las pequeñas olas que rompen en la arena.

— observa y disfruta— solo dice frases cortas y fijo mi vista nuevamente en la pequeña, es muy dulce y siento algo inexplicable en el pecho algo se infla dentro de mí y el sentimiento de proteger a esa criatura que juega solitaria es inexplicable, es una niña de unos 3 años con una traje de baño rosa con animaciones que por la distancia no puedo distinguir, es de piel blanca con risos color castaño, y una sonrisa realmente encantadora, no quiero que esto acabe, este sueño o lo que quiera que sea, no pretendo  hacerlo, Rafael se acerca a mi nuevamente

— ¿Te gusta lo que ves? — pregunta Rafael en mi oído tan cerca que un escalofrio muy grato recorre mi cuerpo, algo sumamente agradable.

—si claro que me gusta lo que veo, es hermoso ¿es un sueño verdad?

—sí y no, es tu sueño sí, pero en este momento no estás soñando, tu mente se ha trasladado a un lugar donde no hay maldad, ahora no creo que lo entiendas, pero puedes interpretarlo como tu imaginación, si así estas más tranquila.

—la verdad es que, no me gusta quedarme con lo inexplicable.

— Carolina mi vida, ¿te ha gustado?

Una voz a lo lejos de devuelve a la realidad, vuelvo a los brazos de Pedro no siento aún mi cuerpo es como si estuviera dormido, solo sé que una lágrima cae lentamente por el costado de ojo izquierdo. Pedro se ve satisfecho y yo solo siento asco y suciedad en mi cuerpo en cada centímetro de él. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que Pedro tomo mi cuerpo e hizo con el lo que quiso, tampoco quiero preguntar, solo quiero irme a casa y bañarme por toda la eternidad.

—Carolina responde, te ha gustado?— fijo mi mirada directa en la suya y no puedo evitar el odio que siento hacia él, después de unos minutos mirándolo directo a la cara y ver lo feliz que está yo comienzo a recordar que le pedí que pare muchas veces, hasta que mi cuerpo y mi mente dejaron de luchar, no recuerdo nada del acto, se la manera que me tomo, porque ahora siento mi cuerpo dolorido, sudado pero a la vez muy helado, tengo escalofríos y un dolor incesante en todo el cuerpo, me siento agripada, cansada y somnolienta.

Me levanto a toda prisa tomo mi teléfono y me voy con mi ropa al baño sin antes asegurarme que la puerta quedé completamente cerrada. Para impedir el paso a Pedro, a como dé lugar.

Carolina
Ven a buscarme por favor. Te necesito urgente. Ayúdame.



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En el texto hay: humor, obsesion, passión

Editado: 05.09.2019

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