¡por dios Carolina!

Capitulo 18

— Sé que no debía decirte esto en este momento, pero no me dejaste otra opción, no espero que me respondas ahora solo... Solo subamos, comemos algo y descansas con eso me conformo, por favor olvida lo que dije ¿OK?— no era capaz siquiera de abrir la boca para poder contestar a semejante confección, ósea me gusta; claro que me gusta, pero ahora no puedo pensar en nada más, el hecho de que Pedro pueda en este momento estarme buscando o en casa de mis padres me tiene completamente distraída a lo que está pasando en este momento.

— ¡wow! no se que responder... la verdad es que no me esperaba esto, no quiero que me malinterpretes, solo dame tiempo ¿sí?— que bruta Carolina, ¿como no tienes nada más que decirle? él es tan... tan... no lo sé, estoy confundida.

— Tranquila solo subamos y relájate, si quieres puedes llamar a tus padres para que no te esperen o que no le abran la puerta a Pedro, si es eso lo que pretendías hacer.

— Si por favor los llamaré cuando entremos y... gracias Rafael. Gracias por todo lo que haces, de verdad.

— No hay de que linda ¿vamos?— salimos del auto en dirección al departamento de Rafael. Al llegar por el ascensor al 4º piso salimos y nos encontramos solo con 3 puertas, es extraño, que me dijo que no era muy grande y ese edificio ocupa una cuadra entera, por lo que al salir simplemente toma la manija de la puerta a nuestra derecha.

— ¿Tu estas seguro de que tienes un buen concepto de un departamento pequeño? — Pregunto algo impactada— ósea esto es por lo menos 3 veces más grande que el departamento de Richard y ese si era pequeño, al departamento me refiero por supuesto.

— ¿Por qué? No comprendo. — dice realmente confundido, es que este hombre nunca ha visto un departamento pequeño.

Es muy bonito y debo decir que tiene buen gusto para la decoración, y por lo que puedo notar es que tiene un toque femenino, pero moderno, aquí vivió o vive aun una mujer, un departamento de soltero no es. De eso estoy segura, aunque mi comparación la hago con el departamento ultra híper blanco de Richard y puede que no sea la mejor comparación.

— ¿No vives solo? — cuando ya había terminado de formular la pregunta en i cabeza me di cuenta que la había dicho, ya no había vuelta a atrás. Siempre tan... tan ocurrente ¡por dios carolina! cierra la boca cuando tengas que hacerlo aprende ya de una vez, dice mi subconsciente regañándome a toda voz.

— ¿Si, vivo solo porque lo dices? — trágame tierra es lo mínimo que quiero en este momento, ojala me tragara y aparezca directamente al otro lado del mundo. Solo por la vergüenza que siento en ese momento.

— Disculpa no quería ser entrometida, mejor me voy— hago ademán de salir por donde mismo entre hace unos minutos, pero sus manos me detienen.

— Espera, adonde vas, ven siéntate, te serviré lo que compramos.

Cuando voy a sentarme comienzo a ver todo, tiene fotos familiares, muchas fotos, sin poder detenerme me encamino a ellas, hay unas donde al parecer sale con sus padres y dos niñas mas, es una foto antigua, el es pequeño y al continuar viendo puedo notar que al pasar del tiempo solo aparecen una mujer adulta y las dos niñas, y el también, no ha cambiado mucho, el hombre de la foto ya no aparece más ¿que habrá pasado con él?

— Él falleció— escucho su voz tras de mí— murió cuando yo tenía 8 años, estas dos niñas son mis hermanas, Tamara y valentina y esta mujer es mi madre, ahora anda de viaje, tiene un novio que la lleva a todos lados donde él debe ir, ha encontrado un buen hombre, me siento feliz por ella.

— Lo siento, no sabía, no pude evitar acercarme a verlas.

— Tranquila, las fotos están aquí para verlas, no me molesta en absoluto, vamos ya tengo servido, comerás, te bañarás y te tomaras unos calmantes que traje de la clínica para que puedas dormir bien, ¿sí?

— Claro, lo que digas.

Cuando ya hemos comido me encamino al baño para sacarme todo lo que Pedro ha dejado en mi, el recuerdo vuelve a mi absorbiéndome por completo, por un momento olvide todo lo que viví, todo lo que sentí y ahora, en la soledad de un baño vuelve todo a mí, el miedo el asco y sobre todo el odio que le tome a ese hombre.

Estuve en la ducha un largo rato, meditando todo, espero que la suciedad que siento pueda irse en algún momento de mi vida. El cansancio me está ganado y simplemente salgo de la ducha y me pongo lo que Rafael me ha prestado para dormir, un buzo de algodón y una polera que por cierto en este atuendo caben al menos dos carolinas; me queda bastante grande, pero para lo que lo necesito no importa, al salir del baño Rafael me ve y me indica donde dormiré, un dormitorio simple deduzco que es el de invitados así que solo me meto en la cama.

— Buenas noches linda, que duermas bien y por favor no te me escapes como la última vez, que dormiste aquí. — una leve caricia se desliza por mi cara hasta llegar a la punta de mi mentón, seguido de un tierno beso en la mejilla.— nos vemos mañana

— Rafael espera no te vayas, ¿puedes esperar a que me duerma, por favor? — mi voz suplicante fue inevitable.



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En el texto hay: humor, obsesion, passión

Editado: 05.09.2019

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