Por el destello de tus ojos

I

 

Capítulo I:
Cinco años antes del funeral.

Devon, Exeter. Inglaterra.
Nuffield Health Exeter Hospital.
 

            Caminaba por los pasillos sintiéndome totalmente nerviosa, no importa cuantas veces los haya recorrido sin ser descubierta, yo sentía que mi prima iba a descubrirme y estaría en problemas.

            Aunque una parte de mí me decía que no era por la posibilidad a ser descubierta lo que me tenía angustiada, que era por el inevitable y creciente miedo a que él no despertase.

            Una rápida mirada a la barra de la recepción me hizo afirmar lo que sabía: mi cómplice no estaba allí.

            Cerré mis ojos pegándome a la pared idealizándome a tener que correr hacia el ascensor sin ser vista por la mejor amiga de mi prima, Clary, quien estaba de guardia en la recepción, para que no le dijese que yo estaba allí.

            Ciertamente pude haber esperado hasta mañana que Kate, mi cómplice,  estuviese de regreso y así me ahorraría un poco de nervios, pero yo me iba a regresar con mis padres la semana siguiente, mis vacaciones con los abuelos luego de mi primer semestre en la universidad estaban llegando a su fin y realmente quería verlo todas las veces que fuesen posibles porque no había posibilidad de que supiese de él otra vez. O quizás sí, pero igual yo no podía dejar de sentirme atraída por él.

            Además, tenía ya una semana sin venir y eso era demasiado para mis pensamientos. La semana anterior no había podido asistir porque mis abuelos decidieron llevarme de excusión a uno de sus campos favoritos, así que tenía que recuperar el tiempo perdido y aprovechar al máximo el que tenía.

            Escuché el sonido del ascensor que indicaba que estaba en este nivel por lo que mis ojos se abrieron y pude visualizar que una pareja lo había llamado.

            Miré al mostrador para verificar que Clary estaba ocupada en algo más y corrí a adentrarme al ascensor antes de que se cerrase. Agradecí cuando estuve dentro, las puertas se cerraron y no fui vista.

            —Buenos días —sonreí para aligerar el ambiente o para calmarme a mí.

            La pareja me sonrió de vuelta, éramos los únicos allí dentro.

            —¿Qué número? —preguntó el hombre.

            —Ocho, por favor —respondí tranquila.

            Él lo marcó y yo dejé salir aire de mis pulmones a través de mi boca.

            No sabía por qué hacía esto, venir a visitar a un chico que no conocía en lo absoluto. Pero algo me atraía a él, llamase hilo rojo o destino, yo no podía dejar de sentirme ansiosa por el día en el que despertara.

            El ascensor se detuvo en el nivel cinco y la pareja se bajó dando un "buenos días".

            Por los nervios, presioné el botón de cerrar más de diez veces, no fuese a ser que mi prima anduviese en este piso y me viese.

            Temía tanto que él no despertase o que lo hiciera pero que no pudiese ser capaz de pensar correctamente o de mover sus extremidades por sí solo, porque lamentablemente me había llenado la cabeza de ideas deprimentes por lo que mi prima Gianni me había dicho sobre los casos de personas en coma. Ella era doctora de este hospital pero en específico del chico al que no sabía que yo veía a sus espaldas.

            Pero tenía esperanzas, él a penas llevaba un mes y una semana en coma, podría torturarme completamente cuando llegara a los dos meses. Que esperaba que no fuse el caso.

            El sonido del ascensor me hizo saltar en mi lugar, las puertas se abrieron y yo salí, pero no sin antes mirar a ambos lados para asegurar el perímetro.

            Troté por los dos pasillos siguientes hasta llegar a la puerta de la habitación.        

            El número quinientos treinta me sonreía con nostalgia, o yo lo percibía así.

            Miré por la ventanilla y efectivamente no había nadie. Según lo que Kate me había dicho, nadie visitaba a este chico a estas horas, ni siquiera su padre rondaba por aquí.

            Abrí la puerta con un nudo en el estómago y me adentré al lugar.

            Me quedé estática con la espalda pegada a la puerta, sentía una corriente recorrer mis brazos y piernas y no estaba segura del por qué.



#43968 en Novela romántica
#12179 en Thriller

En el texto hay: mente perdida, thriller

Editado: 18.04.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.