Por ella.

Ya sea el gerente o el sujeto del elevador, nos da igual

-Recortaremos el abastecimiento de la cafetería, es mi última palabra, menos de la mitad de los empleados comen aquí como para que llenemos al tope los aparadores y refrigeradores ¿No es asi?-Ordeno al gerente y empleados de cafetería mostrándoles las estadísticas en el proyector

-¿Cuánto recortariamos señor?-

-El cincuenta por ciento Matías, como ven en el gráfico, las ganancias no están tan elevadas como deberían, si compramos al mes cien kilos de lomo de cerdo y solo se consumen dos kilos en todo el mes se están desperdiciando noventa y ocho kilos de lomo de cerdo y con eso perdemos 616.59 libras esterlinas-

Ellos solo asienten completamente atentos a mi explicación

-Como gerente de cafetería Matías, te encargo de resolver los consumos y abastecimiento, por otro lado estoy bastante complacido con ustedes, me han demostrado su eficiencia y confianza-De un momento a otro sus caras de atención se convierten en caras de preocupación

-Así que tranquilos por mucho tiempo no habrá recorte del personal-concluyo haciendo que esos rostros asustadizos desaparezcan

Sonrío y bajo de el pequeño escenario de la sala de juntas, sentandome en la silla donde usualmente me siento, al final de la gran mesa rectangular

-¿Alguna pregunta?-Digo cogiendo el lápiz digital de sobre la mesa, mirando fijamente a cada uno de mis empleados

-No señor- el chico del restaurante, que ahora se que se llama Axel habla por todos, a lo que ellos asistieron dándole la razón

Asiento con un gruñido, ¿Por qué no pueden hablar todos y dar su opinión?

Me levanto de la silla sin anticipación alguna, sorprendiendo a los presentes

-Ya saben que hacer, ahora vuelvan a trabajar-Digo con simpleza y simpatía saliendo por la puerta, de reojo los veo susurrando cosas entre si, pareciendo verdaderamente animados, suspiro saliendo por completo de la sala de juntas

A medida de que voy caminando, contemplo el último piso de la empresa

Todo amarillo y blanco, sofás blancos con cojines amarillos, cuadros y las líneas de las ventanas también amarillas, amaba el color amarillo, la diseñadora de interiores hizo un buen trabajo

Llego al escritorio, ahora recogido, de Kate, con la mirada la busco por la pequeña recepción, la veo a un lado, con sus auriculares puestos recostada de una de las columnas

Paso mi mano por enfrente de su cara para que note que estoy aquí, al hacerlo forma una mueca que le causaría un ataque de risa a cualquiera que la vea

-¡Señor Powell!-exclama sorprendida quitándose los auriculares de las orejas

-No nesecito nada Kate, puedes irte -dije para ahorrarme toda la conversación entre que le decía que se podía ir y ella me preguntaba si necesitaba algo a lo que yo le decía que no y ella se iba

-Me leyó la mente señor Powell-sonríe y acomoda su mochila sobre sus hombros-Ya sabe, tengo que ir a la universidad y eso-

-Si Kate, no pierdas más tiempo y ve-le sonrío de vuelta

-Y por cierto, Cassandra ya viene en camino-

-Si esto funciona Kate, te debo la vida-le sonrío otra vez hundiendo mis manos dentro de los bolsillos del pantalón

-Y unos cuantos días libres-completa con una sonrisa de lado recogiendo con un listón blanco su cabello rubio en un moño algo despeinado

-Y unos cuantos días libres también-Kate ríe y lo hago yo también

Y ahora recuerdo las veces que Olivia se puso celosa de la relación que tenemos Kate y yo, y aunque siempre me trate de señor tenemos la confianza de bromear y cosas por el estilo, así es que quiero que me traten todos

-Nos vemos señor Powell-Dice agitando sus manos desde el elevador

-Adiós Kate-Copio su movimiento y me despido con un movimiento de manos, cuando el ascensor se cierra me giro en dirección a la oficina

Entro en la oficina a paso lento, mis ojos hacen contacto con el reloj de la pared, 3:56, aún no es hora, pero espero con ansias poder verla, deberás espero que sea la correcta porque si no, mamá me obligará a volver a hacer esas entrevistas incómodas

Empiezo a acomodar todo nuevamente, no me gustaría que las personas que se encargan de limpiar la empresa piensen que soy, que su jefe es un marrano

Con mi portafolios sobre la pequeña mesa de la oficina me acomodo en el sofá a esperar a Casandra, según lo que me había dicho Kate, Casandra tenía 25 años y es, bueno era maestra de kinder, supongo que eso le dará experiencia con las niñas

No se cuanto tiempo estuve mirando la ciudad de Mánchester por la ventana, pero el toque de alguien al otro lado de la puerta me sorprende y hace que me endereze al instante

-¿Si?-alzo la voz levantándome del sofá

Al momento la puerta es abierta por uno de mis empleados

-Señor Powell, llegó una chica diciendo que vino por una entrevista de niñera, le dije que estaba equivocada, pero la señorita no se va-dice Ronaldo, unos de los guardias de seguridad mientras me miraba angustiado

-¿Te ha dicho cómo se llama?-Indago con la expresión seria cruzando los dedos por detrás
Que sea Casandra, que sea Casandra

-Amm-Se volvió para atrás y dijo unas cuantas cosas que para mi fueron en susurro "¿Cómo te llamabas?" "Ah, okey, gracias" luego regresó-Se llama Casandra señor-habla finalmente

Asiento sonriendo, ya llegó Casandra

-Hazla pasar Ronaldo-Con eso Ronaldo sale de la oficina haciendo que la puerta se cierre sola gracias al brazo hidráulico, choca y se vuelve a  abrir, dejando ver la espalda de la chica, una camisa blanca y cabellera marrón, amarrada en una cola perfectamente hecha

Casandra Adams

Seria sencillo decía, sencillo, sencillo fue entrar en la empresa, todo un drama fue cuando resbalé en un piso mojado, cuando un hombre de seguridad me ayudara y luego me intentara echar porque no llevaba un carnet de visitante, y estoy en ese momento de la historia, tratando de explicarle a al hombre de seguridad que me deje entrar



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En el texto hay: chicklit, romance, niñeras

Editado: 23.12.2020

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