Por ella.

Por fin se dió cuenta

-Casandra, abreme-escuché como se pegó de la puerta-Quién sea que te hizo eso no vale la pena, Casandra, no quiero aproximarme, pero si fue Alphonso juro que prendo ahora mismo el auto y le arranco la cabeza-lo escuché tan decidido que me empecé a mover temblando

Casandra Adams

-Markus-lo llamé recostandome del marco de su puerta, las niñas mi miraron y luego a su padre-¿Creen qué me lo puedan prestar por un momento?-les pregunto a las niñas

Ellas asienten y sacan a su padre de la cama, Markus me observa sonriendo recostandose de el marco también, frente a mí

-Se que el viernes era mi día libre y que debí hacerlo ese día pero, ¿Podrías darme 30 minutos para ir a mi excasa y buscar los documentos que me pediste? Creo que no los traje-

Markus asintió y miró a las niñas, volvió a verme con otra sonrisa-Si quieres te llevo-

-Bueno-miré a las niñas, ellas estaban sonriendo, mostrándome sus pulgares arriba-Está bien, te espero abajo-dije finalmente, me giré y fuí a mi habitación

Cogí mi cartera y un abrigo, mi teléfono empezó a sonar con ese timbre distintivo, así que lo atendí de inmediato-Acabo de aterrizar en Madrid-dijo Alphonso por el teléfono

-Ya quiero que vuelvas-Alphonso rió, eso me hizo sonreir a mí-Me tengo que ir, tengo que buscar un documento, nos vemos luego-me despedí cortando la llamada apresurada

Salí de la habitación y bajé las escaleras, Markus ya estaba en la sala, sentado en el brazo del sofá, estaba mirando por la ventana cambiado como normalmente está

-Ya nos podemos ir-le avisé cuando estaba cerca de él, Markus se sobresaltó pegando un grito

-No es gracioso-Se cruzó de brazos y me volteo a ver con una ceja alzada, yo me estaba riendo, el aire me faltaba, trataba de parar pero el momento se volvía a repetir en mi mente

-Oh sí, sí lo es-limpié una lágrima rebelde tratando de mantener la compostura, Markus todo los ojos y dió media vuelta caminando en dirección a la puerta

Lo seguí con una sonrisa divertida-¡Niñas!-Las llamé antes de salir por la puerta, las cuatro bajaron las escaleras corriendo, me acerqué a ellas dándoles una mirada sentenciosa, ellas sabían por qué

-No le abran la puerta a nadie y cualquier cosa me llaman-asintieron al mismo tiempo-Vuelvo de una vez-asintieron por segunda vez mirándose entre ellas-Ya me pueden decir que pasa, soy toda oídos-

Se quedaron calladas mirándose entre ellas nuevamente-¡Casandra! ¿Vienes?-dijo Markus desde afuera

Seguro tenía el auto fuera de la casa también-¡Ya no vamos a-

-¡No!-Dijeron las cuatro empujandome fuera de la casa, cerraron la puerta y le pusieron seguro dejándome fuera, se pusieron en una ventana-Cuando entre vamos a tener una-

-¿Me estabas hablando?-preguntó Markus llegando a donde estaba, le iba a decir que hablara con las niñas, pero ya no estaban ahí, en su lugar estaba la cortina

-No, vamos-Markus se encogió de hombros y se giró, me voltee nuevamente, ahora estaban ahí sonriendo de lado a lado mientras me agitaban las manos en forma de despedida

-Vamos a tener serios problemas-murmuré por lo bajo volviendo a caminar está vez en dirección al auto, por último cerré la puerta con candado antes de entrar en el auto

El hombre quería preguntar, tenía curiosidad, a la mujer no le importaría responder, el hombre se acobardó viendola de reojo y se calló sus preguntas, la mujer se quedó en silencio observando la ventana, el hombre decidió empezar una conversación

-¿Todos los papeles están ahí?-volteo a ver a Markus cuando lo escuché preguntar

-Sólo el acta de nacimiento-respondí acomodandome en el aciento-Debí dejarte más tiempo para mudarte, lo siento-

Negué repetidamente-Un día estubo perfecto, quizás sólo se me olvidó o no me pareció importante entrarlos, nunca hubiera imaginado que irías a pedirme mi acta de nacimiento-

La mujer sonrió divertida, el hombre sonrió por el tono en que lo dijo; el humor de ella siempre le parecía el mejor de todos

-Por cierto-Me acomodé para verlo mejor-¿Para qué son esos documentos?-Markus sonrió aún con la mirada en la carretera, ya íbamos llegando

-Iremos a América, por eso necesito lo documentos para tu pasaporte-

-¿Qué? ¿América? Eso está al otro lado del mundo-Markus volvió a sonreír mirándome por unos milisegundos

-Tengo que supervisar personalmente unas instalaciones, además, quiero llevar a las niñas y a ti también-hizo una pausa parqueando el auto-Hemos llegado-

Bajé del auto aún sorprendida ¿América?-Espérame aquí, ya se donde puede estar-Markus asintió apoyándose del auto

Cogí mi bolso y saqué las llaves, miré para todos lados-Sostenme esto por favor-Dejé el bolso en sus manos antes de subir las escaleras y abrir la puerta apresurada

Solté las llaves en la repisa para después caminar a paso rápido hacia la habitación, la única habitación que tenía la casa. Él que sostenía la bolsa se estaba desesperando, miraba su reloj de vez en cuando esperando que llegara la dueña, pero sin mal humor, estaba sentado en la acera sosteniendo la bolsa en sus manos, la dueña estaba decepcionada, triste y angustiada

Su boca formaba una contundente O y sus ojos estaban a un paso de convertirse en cascadas, quizás lo sospechó, pero nunca pensó que fuera real, nadie la veía, sin embargo ella lo precenciaba, el que sostenía la bolsa iba a entrar a la casa, los que ocasionaron el lloro de la dueña de la bolsa, luego de cinco minutos de besos, notaron su presencia

Markus subía las escaleras, la otra mujer se cubría como podía, Casandra no sabía cómo reaccionar, Alphonso sí

Y derrepente, contra toda suposición la dueña de la bolsa entró en la habitación, sin rastro alguno de lágrimas en su, para algunos, bella cara

Y por primera vez lo tomó en cuenta, o más bien fingió que lo hizo, Alphonso se sorprendió, pero ello no dejó atrás su perspicaz personalidad



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En el texto hay: chicklit, romance, niñeras

Editado: 23.12.2020

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