Por ella.

Manos juntas

Tenía tanto miedo que no lo dudé más, abrí poco a poco la puerta con la mano en la boca, tenía miedo de que Alphonso descubriera lo que hice, tenía miedo a que me pegara como la última vez

Miré mis manos juntas, no había despegado mi vista de ellas

-Sueltala, la estás lastimado-dijo Markus remangándose la camisa que traía

-Lo siento-Hablé por primera vez-Él nunca se había comportado así, él no se mete en mis-me interrumpió

-Cállate-hice silencio mientras miraba por la ventana reprimiendo cualquier lágrima, no sabía a que iba a pasar, pero sabía que estaba con él

-Casandra-

Su voz pidiéndome que me fuera con él me hacía dudar si en verdad quería quedarme con mi acompañante, entonces levanté la mirada para verlo, y entendí que lo necesitaba, tenía quedarme

Markus Powell

-Fabio, puedes venir a mi casa, ¿Ahora?-pregunté al teléfono dentro del auto

-¿Qué? ¿Por qué?-

-Solo ven, por favor-colgué la llamada recostandome en el aciento, de vez en cuando pasándome la mano por la cara, jalandome el cabello con impaciencia

-Yo me, me voy a quedar con él-

Abrí los ojos al escuchar un sonido, como el que hacen cuando tocan la ventana, Rodrigo estaba ahí, pegado de la ventana, haciendo sombra con su mano para ver que pasaba dentro del auto

Apagué el motor y salí del vehículo, quedando frente a frente con Rodrigo-Mark, ¿Qué susede?-

Él no entendía como ella se había ido con él, simplemente no lo comprendía, y se sentía mal por ello, las niñas dentro de la casa tenían la esperanza de que sus dos adultos favoritos se estuvieran besando o dedicando palabras bonitas dentro del auto que llevaba veinte minutos estacionado fuera de su hogar

Pero sus esperanzas se esfumaron al ver salir a su padre, sólo a su padre

Y se sorprendieron al verlo como nunca, ellas no reconocían a su padre, veían como el enojo y la decepción abundaban su rostro hablando con uno de sus tíos favoritos. Se miraron entre ellas alejándose de la ventana preguntándose si había sucedido algo

Y algo si había sucedido, pero él no se iba a dar por vencido, el sabía o quería creer que ella en realidad quería quedarse con él; iba a luchar por esa sospecha

Casandra Adams

Ya era de noche, Alphonso estaba en la cama, observando un partido de fútbol en la televisión, yo lo miraba desde el marco de la puerta secándome el cabello con una toalla

De vez en cuando me volteaba a ver con una sonrisa, yo le sonreía de regreso vistiendome con una pijama, a una de las pocas que había dejado en el armario

Me subí a la cama y lo abracé por la espalda-¿Podremos superarlo verdad?-le pregunté a Alphonso, el se separó de mí interrogandome con la mirada

-Sí, ir a un terapeuta de pareja, puedes prometer que no me volverás a engañar ni a-

-Yo no te engaño Cassy ¿De qué hablas?-un pequeño tic en el ojo izquierdo apareció, Alphonso se levantó de la cama con una sonrisa

Yo traté de sonreír también-¿Cómo que no Alph? Una mujer estaba aquí, desnuda, contigo-Alphonso negó sin quitar esa sonrisa

Poco a poco la que yo llevaba en la cara se desvaneció -Ella es una compañera del trabajo-respondió con sencillez revisando algo en la televisión

-Alphonso, ¿Estas hablando encerio? ¡De verdad lo estás haciendo!-Alphonso dejó lo que sea que estaba haciendo y me volteo a mirar, a este punto estaba levantándome de la cama-Eres increíble-Dijo la dueña de la bolsa poniéndose los zapatos que había llevado

El hombre se le acercó-No entiendo de que carajo hablas Casandra ¿Puedes dejar de hablar tonterías?-Toda la diversión de su voz se había desmoronado, estaba enojado, pero ella estaba más enojada que él

Ella no hacia más que murmurar cosas mientras abrochaba sus zapatillas, sus ojos estaban inundados

El hombre entendió que esa no era la mujer que había estado manipulando a su antojo, comprendió que no debió dejar que saliera de su foco de atención

Él tiró de su brazo para que fijara su vista en él y fue cuando ella por primera vez le replicó con todo lo que tenía y lo que se había estado guardando, ella estaba inestable

-¡Alphonso! ¡No! Ya no, ya no... ¡Ya no voy a dejar que me golpees! ¡Ya no quiero hacer sólo lo que tu digas!-respondió con fuerza mientras trataba de salir de su antigua habitación-Te vi, te vi con ella-

Sin dejarla terminar le propinó un golpe en la nuca, luego jaló su cabello como solía hacerlo

-No me importa que hayas visto, entiendelo,  eres mía Casandra, haces lo que yo diga-escupió mientras me arrojaba en esa cama, me apoyé sobre mis codos aún abrumada por el dolor, fue irresistible tocar mi nuca

-¿Estoy sangrando?-me pregunté al ver el líquido rojizo que estaba en mi mano, voltee a ver a Alphonso horrorizada, la adrenalina se fue y sólo el miedo fue el gobernador de mí cuerpo

-Vuelve, quiero que vuelvas a hacerlo, hazlo y será peor-

Me levanté como pude de la cama, y salí rápido al baño, sentía como el líquido se escurría de ese aruñazo, entré cerrando la puerta detrás de mí

Busqué papel para tratar de detener eso

Markus Powell

-¿Dónde está Cassy papá?-me preguntó Lizzie viendo detrás de mí, como buscando con la mirada a alguien. Yo sabía a quien buscaba

-Ella está en-Miré a Rodrigo en busca de ayuda, él sólo se pasó la mano por el cabello-Está el la peluquería, dijo que quería hacerse algo en el cabello- 

-¿Cuándo volverá?-me preguntó Melody llegando del pasillo a donde estaba-Si papá ¿Cuándo volverá Casandra?-Le siguió Mady, sentí la mirada de Abby sobre Rodrigo; ella no es ingenua

-Ella volverá pronto-le respondí a las niñas cerrando la puerta

-¿No van a saludar a su tío favorito?-Él trató de aliviar la tensión que se sentía, Abigail era la única de las hijas Powell que temía porque ella no volviera, había escuchado llamadas y usurpado el teléfono de su niñera, ella tenía sus dudas, y pensaba que si Alphonso era como ella sospechaba no estaba dejando rastro ni pista alguna



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En el texto hay: chicklit, romance, niñeras

Editado: 23.12.2020

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