Maximus cumplió su palabra con sus hijos y los llevó a la mejor juguetería de la isla, no sabía qué más podía hacer con ellos, apenas los había conocido y hablado por primera vez con ambos, se sentía estúpido de no conocer a sus propios hijos. Los niños por otro lado estuvieron encantados con ese enorme lugar que tenía todos los juegos que se podían imaginar, mientras seguía a sus hijos, su celular empezó a sonar de nuevo, era su madre.
Él día anterior lo había apagado todo él día y aunnque estaba muy tentado a hacer lo mismo de nuevo, no podía darse ese lujo, él era él dueño de una gran e importante empresa, a la que no podía descuidar y menos con dos hijos que dependían de él.
─Que parte de que ustedes y yo no somos familia, no les quedo claro ─ contestó molesto al teléfono.
─Esa no es forma de hablarle, A tu madre, Maximus ─ le regañó ella igual de molesta.
─Una madre de verdad no hubiera hecho lo que tu hiciste ─ recriminó él, alejándose un poco de los niños, no quería que lo escucharan discutir, pero tampoco le quitaba la vista de encima.
─Tu no lo entiendes Maximus, si tuvieras un hijo lo entenderías ─ se defendió ella.
─Pues tengo dos hijos y no lo entiendo, nunca los lastimaria de esa manera y mucho menos les mentiría ─ dijo con firmeza.
Si, le acababa de decir a su madre de la existencia de sus dos hijos, tampoco era que pretendía ocultarlos, por su puesto que no, en todo caso ya sus nuevos abogados se estaban encargando de todo, no bajaría la guardia cómo en la anterior ocasión, si a él le pasaba algo sus esposa y sus hijos lo iban a obtener absolutamente todo, además de que su esposa debía ser la primera informada si algo le pasaba, lo que sea, incluso si solo se cortaba con papel ella era la primera que debía saberlo..
─¿Cómo que tienes hijos? ─ ese fue su padre que lo preguntó, entonces dedujo que estaba en el altavoz.
─Así es, Lucia tuvo gemelos, mis gemelos ─ dijo con suficiencia.
─No puede ser que creas los niños que tuvo esa…. ─ no dejó que continuara, simplemente colgó la llamada.
¿Qué camino tomaron los niños?
Se preguntó de repente, solo le había quitado la vista por un segundo, cómo fueron tan rápidos.
─¿Niños?, ¿Eros?, ¿Ares? ─ los llamo, sintiéndose extremadamente preocupado por cada segundo que pasaba y ellos no le contestaban.
─¡Aquí! ─ escucho la voz de ambos al unísono, sintió que él alma le regresaba al cuerpo. Siguiendo sus voces camino para encontrar a sus gemelos jugando piedra papel o tijera, enfrente de un jeep de juguete, eran de esos que un niño podía subir y usar cómo si fuera un auto real.
─¿Qué hacen? ─ preguntó confundido mientras veía cómo sus hijos quedaban empatados una y otra vez.
─Decidimos quién conduce primero ─ contestaron ambos sin dejar de jugar, volviendo a empatar, Maximus río por un momento mientras miraba a sus hijos. Lo primero que pensó es que lo más seguro es que Lucía le había enseñado que ambos debían compartirlo todo, era lo más lógico, ambos eran hermanos y gemelos.
¿Lo que estaba apunto de hacer contradecía eso y le quitaba autoridad a su esposa?
Solo había una forma de averiguarlo de todos modos .
Miro a ambos lados buscando a alguien que trabajara en él lugar y a dos metros de ellos vio a un señor que miraba a los niños con bastante atención, con una expresión que decía, "esto tardara todo él día".
─Disculpe ─ llamó su atención Maximus ─ tienen otro de esos jeep ─ le preguntó al hombre.
─Permitamos un momento, voy a preguntar─ le dijo él señor para después irse y volver domingos después donde los niños seguían igual ─ hay otro, no es exactamente igual, es rojo ─ le contó.
─Niños, dejen de jugar un momento ─ le pidió Max a los niños y ellos se quedaron con la mano en él aire para mirarlo con atención ─ les voy a comprar un auto a cada uno ─ les contó.
─¿En serio? ─ preguntaron completamente sorprendidos.
─Si, los voy a comprar, él caso es que uno de los autos será rojo y esté que es verde, ¿tienen algún problema con eso? ─ le preguntó.
Los niños se miran entre ellos cómo si se pudieran leerse la mente, ambos sonrieron encantados para un segundos después levantar los brazos al aire y decir *Carreras*, Maximus miró al hombre asintiendo para que busque él otro Jeep.
Después de hacer la compra, porque los niños no quisieron nada más después de eso, los tres fueron al parque más cercano para que los niños pudieran probar sus autos a gusto donde pasaron toda la mañana, olvidándose por completo de la hora y que Lucia regresaba al mediodía para almorzar todo juntos, pero ella se encontró con una gran sorpresa.
─¡Tu!, ¡Maldita mujersuela! ─ escucho que le gritaron al mismo tiempo que la tomaban fuerte del brazo y le daban una fuerte bofetada. Lucia dejo caer todo lo que tenía encima dispuesta a devolver él golpe con mucha más fuerza, hasta que vio a la persona que le había pegado, que era nada más y nada menos que su suegra, ella sonrio burlona.
─Siempre es tan bueno ver la suegra ─ dijo Lucia cómo si nada en un perfecto griego enfureciendo aún más a la mujer, que se abalanzó sobre ella tomándola de la ropa, sacudiéndola mientras le gritaba.
─¡Maldita!, ¡Alejate de mi hijo!, ¡Cazafortunas estupida! ─ le grito y muchos impropios, pero Lucia no hizo nada para defenderse, solo pidio ayuda a la seguridad del hotel que enseguida se acercó a ellas y le quitó a la loca mujer de encima, cuando lo hizo noto que hay también estaban sus cuñadas y su suegro ─¡Alejate de mi hijo!, ¡Te lo advierto aléjate de él y a tus engendros bastardos tambien! ─ le gritó ella.
─Pero si fue su hijo quién regreso a mi, yo no hice nada para eso y aunque ustedes con sus artimañas intentaron separarnos no pudieron ─ dijo ella altiva, en eso era una de las hermanas de Maximus que se iba a ir contra la morena, pero se quedaron de piedra cuando dos mini clones de Maximus llegaron corriendo con su madre preocupados al verla golpeada.
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Editado: 03.01.2022