- ¡Andrew! - ¿Seguía tocando la puerta? Llevaban 20 minutos tocando la puerta de mi habitación y gritando mi nombre. Para ser específicos la persona que interrumpía mis sueños era mi hermana.
- ¡Lárgate Vanesa! - Le grite mientras posteriormente arrojaba una almohada hacia la puerta.
-Bueno, pero que conste que intente despertarte para que llegaras temprano a la escuela. Ba Bye-
Enserio mi hermana es desesperante, es más niña de lo que la recordaba.
De niños siempre nos llevamos bien, jugábamos deportes, cualquiera que fuera. Ser una familia de dinero ayudaba a que tuviéramos espacio para jugar de todo.
Ella siempre veía películas de súper héroes conmigo, siempre era mi cómplice.
Sólo que después de interrumpir el viaje a Francia enviando a Ámbar, mi madre me regañaba por lo mínimo.
Vanesa había encontrado una amiga, una pequeña niña rubia de ojos verdes. Aquella niña del aeropuerto se había convertido en su mejor amiga. La niña dulce, divertida conviví con ella durante los pocos meses que me quedé en Londres.
Tuve cada vez más peleas con mi mamá y distanciamiento de Vanessa y mi Padre en Estados Unidos. Él tenía un muy buen trabajo en Nueva York, por lo que decidí irme con él.
Al llegar no encontré nada bueno, mi padre había formado una nueva familia, tenía una nueva esposa y otro hijo.
Lo peor es que ese chico era de mi edad, no era de mi padre, era su hijastro.
Mi relación con mi padre no era nada buena a diferencia que, con su esposa, ella era dulce y buena. Demian era muy divertido y buena onda. Teníamos una relación de amigos más que de hermanastros. El no toleraba a su madre, por la misma razón que yo no toleraba a mi padre. El formar una familia sin avisar.
Demian y yo decidimos irnos con la hermana de mi papá a los 14, tan sólo medio año después de que yo llegué ahí.
Viajamos por toda América en tan sólo dos años, gracias a eso aprendimos a hablar el español perfectamente, mi país favorito sin duda fue México, el último país que visitamos. A pesar de todo lo malo que había en él, era un país lleno de cultura, color y cosas maravillosas.
Ahí conocimos a Antonio, él era un chico extravagante, inteligente. Él fue el que nos enseñó toda la ciudad, también no podemos decir que nos comportamos muy bien, nos la pasábamos en fiestas y cualquier cosa que pudiera dañarnos tanto físico como mentalmente.
Me divertí como en ningún otro lado ahí, hasta que todo se complicó. Mi tía estuvo en un grave accidente y terminó en el hospital. En ese momento decidimos que era hora de llamar a mi padre. Una semana después de que mi padre llegará mi tía falleció. Ella había sido siempre la persona que más quería, más que a mi padre o a mi madre y había fallecido. Debí portarme mejor, debí cuidar de ella y no la debí dejarla ir ese día a aquella fiesta sola.
Mi tía había muerto y ahora tendría que cargar ese peso conmigo y regresar con mis padres.
Cuando leyeron el testamento ante un abogado nos dimos cuenta de que era una carta, una que había escrito unos días antes de la fiesta donde decía que todo su dinero y propiedades nos las había dejado a mí y a Demian. Su casa en México, su casa en Estados Unidos y su casa en Londres, la parte de la herencia de mi abuelo que aún conservaba, sus acciones de varias empresas. Todo.
Mi madre había ido por mí a Estados Unidos después de la lectura del testamento.
Se había estipulado que al ser menores de edad todos los bienes se guardarían en manos de nuestros padres hasta nuestra mayoría de edad.
Yo tendría que regresar a Londres y ya no por no querer estar con mi padre si no que ellos también se irían a vivir a Londres, a la casa que mi tía había dejado. Debido a que yo no necesitaba esa casa gracias a que como ya había mencionado los Wills somos una de las familias más importantes en Inglaterra por lo que tenemos al menos 3 propiedades.
Mi madre había decidido dejarnos su apellido en cuanto supo lo de mi padre, por lo que habíamos quedado como 3 Wills más. Lauren, Vanesa y Andrew Wills.
Y ahora estoy aquí rumbo a la escuela en el mismo auto que la eufórica Vanesa Wills, no dejaba de hablar de la cena de hoy. Habían decidido que al ser mi primer día de clases y como había regresado harían una fiesta en mi honor. Claro al ser parte de una familia importante la fiesta sería una cena elegante con toda mi familia y los amigos y socios de mis abuelos.
Claro mi hermana invitaría a quien ella quisiera, lo que significaría que Val estaría ahí.
Estaba un poco ansioso de volver a verla, Vanesa no dejaba de comprarle cosas en México, tampoco dejaba de molestarme diciendo que ella se había vuelto muy linda y que seguro cuando la volviera a ver me desmayaría. Pensaría mal de ella si no me hubiera contado de Nathan.
Al llegar a la escuela nos quedamos en la entrada esperando supongo que, a Val, estuvimos ahí 5 minutos esperando cuando gritaron el nombre de mi hermana y ella corrió hacia esa chica rubia. Mi hermana tenía razón Valentine había cambiado mucho desde que teníamos 13, claro para bien. Y entonces mi hermana me saco de mis pensamientos diciéndome aburrido.