Cuando era niña solía pensar que la vida era un pasaje de emociones coloridas. Pensaba en la vida como algo pasajero y sin importancia.
Al crecer, la vida se interpuso ante mí como un pasaje lleno de baches y cielos en tonos grises.
En mi adultez, concluí que la vida no era más que un experimento fugaz. Pensaba que la vida pasaba tan rápido como el agite de alas en una mariposa. Como el derrite de un cubito de hielo. Como el día y como la noche.
Mi niñez había sido un acontecimiento de sucesos turbios.
Crecí con un padre, quien se destacaba por ser un hombre positivo y alegre. Poseía en su mirada un brillo característicamente excepcional en él. Su mirada sólo podía transmitirte confianza y amor.
Lo recuerdo con el cabello de arena, con los ojos de chocolate, y con una altura lo suficientemente alcanzable para poder estar en sus brazos.
Crecí admirándolo. Mi padre era el centro de mi universo, y yo era el universo para él. Teniéndolo a él no podía exigir nada más.
Cada vez que llegaba a casa, me escondía entre los muebles para que no me encontrara. Papá caminaba sigilosamente a los alrededores preguntándole a mi madre por mí: "Rosaura, ¿No has visto a una princesita por aquí?
Yo, entre risitas, ponía un dedo sobre mis labios pequeños convirtiendo a mi madre en mi propia cómplice. Mamá me guiñaba un ojo y sólo podía responder: "No he visto a ninguna princesita por aquí, Alejandro"
Entonces, mi padre continuaba su búsqueda lentamente, inspeccionando cada pequeño rincón, hasta que oía un "¡Te encontré!". Sentía las manos de mi padre tomarme de la cintura, de un momento a otro ya me encontraba en el aire. Papá me subía a sus hombros y corría por toda la casa, entonces mamá se nos unía al juego. Inundaban mis rosas mejillas de sus cálidos y amorosos besos.
La mayoría de los días era lo mismo. Era verdad que parte de mi infancia había sido construida con paredes en colores rosas y tonos pasteles.
Eso duró hasta que cumplí cinco años de edad. Pensarás: ¿Que podría hacer que el castillo en tonos pasteles de una niña de corta edad se derrumbe y pase a tomar tonos grisáceos?
En mi caso, fue el fallecimiento de mi madre. Sucedió en otoño, cuando las hojas caen, cuando todo termina, cuando todo muere. Y así, como las hojas de los árboles se las lleva el viento, éste se llevó la esencia de mi madre.
Soy Annie Bridges, y esta es mi historia.
N. A.
Hola, espero les haya gustado este primer capítulo, son bienvenidos a comentar, me encanta leer los comentarios y me gustaría que lo hicieran. Pueden encontrarme también en wattpad con el usuario: @julieta2152 ahí tengo toda la novela escrita. ¡Espero les guste!