Por favor, no me olvides

Capítulo 6

A la hora de entrar a la Secundaria, junto a Adrián, me encontraba nerviosa, trataba de buscar nuestros salones hasta que por fin los encontré.

Me despedí de él diciéndole que lo vería más tarde y me dirigí a mi nuevo salón. Por suerte, aún no habían muchos alumnos, así que tomé el lugar a lado de la ventana.

Ese día conocí a Lucia, quien se convertiría en mi nueva mejor amiga: una chica de cabello lacio color negro con cara redonda y mejillas sonrosadas. Sobre su cabello siempre tenía puesta una diadema que le despejaba el cabello de la cara. Me di cuenta que era una persona agradable, así que cada día estaba con ella, al igual que con Adrián.

Finalmente llegó la hora de salir. Esperé a Adrián en la puerta de su salón para poder guiarlo a la entrada.

—Aquí estoy —Dije en voz baja.

—Hola Annie —Dijo sonriendo.

Le di mi mano y juntos salimos de la escuela. Era normal que todos nos vieran tomados de la mano, a pesar de que no fuéramos una pareja. En el fondo, yo deseaba que lo fuéramos.

De repente mientras él hablaba, comencé a notar un extraño cambio en él.

—Me estoy dando cuenta de algo —Dije haciendo una pausa—, te está comenzando a cambiar la voz —Dije en un tono burlón.

—Eso no es cierto, Annie —Contestó apenado—, simplemente estoy resfriado.

—Si, claro —Dije en un tono sarcástico.

—Seguro tú también estás cambiando, que lástima que no pueda verte.

Me quedé callada al darme cuenta de que era verdad, después de todo, también yo estaba notando cambios en mi cuerpo, e incluso en mis sentimientos. Me sentía asustada al respecto, no quería perderlo.

Con el tiempo, los cambios en él fueron haciéndose más notables; su voz era más varonil, sus facciones comenzaron a cambiar haciendo que se notara de mayor edad, de repente comencé a notar que se estaba haciendo más alto, y su espalda comenzaba a ensancharse.

Empezaba a sentir atracción física hacia él. Cada vez necesitaba estar más cerca. Un extraño sentimiento comenzaba a crecer dentro de mí cada vez que lo veía, y eso me asustaba. Tenía miedo de que el sentimiento fuera creciendo hasta que no pudiera detenerlo más. Pero sobretodo, tenía miedo a su rechazo.

                        ***
El tiempo fue transcurriendo a lo largo de los años. Los dos habíamos dejado de ser niños.
Tres años habían pasado, ahora los dos teníamos Quince.

Había dejado de ver a Adrián como un simple niño. No lo veía sólo como un amigo, sentía algo por él, sin embargo prefería guardarlo sólo para mí. Tenía miedo que él pudiera enterarse y alejarse de mí.

Varias muchachas de mi edad comenzaron a fijarse en él; a pesar de que fuera ciego. Incluso para ellas eso les parecía interesante.

No soportaba ver como ellas le coqueteaban descaradamente y él no hacía nada; parecía disfrutar de eso.

—¿Hasta cuando lo callarás, Annie? —Preguntó Lucía poniendo los ojos en blanco. Me había atrapado nuevamente viendo a Adrián— Llevas años enamorada de él, no puedo creer que aún no se lo digas.

—¿De que estás hablando? —Dije con una risa nerviosa—. Yo no estoy enamorada de Adrián.

—¿Por qué mientes? —Preguntó ella recargándose en mi pupitre— Siempre estás viéndolo desde lejos.

—Eso... No es verdad —Negué agachando la cabeza. No quería que me descubriera mintiendo nuevamente.

—Sé que cuando mientes bajas la mirada, Annie. ¿Por qué no lo aceptas? ¿Por qué no aceptas que estás enamorada de Adrián?

—Porque no es verdad —Contesté seria—. No es normal estar enamorada de mi mejor amigo, ¿Cierto?

El timbre sonó interrumpiendo nuestra nada inusual plática. Nos dirigimos a nuestra siguiente clase. Me pareció extraño no ver a Adrián sentado en el asiento a lado del mío como de costumbre.

Sentí un vacío en el pecho cuando lo vi junto a una compañera muy bonita de cabello castaño. Los dos parecían muy felices, reían fuertemente, parecían una pareja de enamorados.

Lucía me miró preocupada y yo le di una sonrisa falsa —Estoy bien —Mentí— No te preocupes.

No dejé de mirarlos durante toda la clase. Sentía un extraño nudo en el estómago, sin razón alguna comencé a enojarme de verlos juntos; eran sensaciones nuevas que apenas comenzaba a descubrir.

—Hey, despierta —La voz de alguien sonó a lo lejos, y desperté casi inconsciente— Ya todos se han ido.

—¿Eh? —Respondí aún medio dormida— ¿Y Adrian?

—Se fue con Elisa.

Al oír esto desperté totalmente, se me hacía extraño que se fuera sin mi.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Donde están todos? —Pregunté alterada.




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