Por favor, no me olvides

Caapítulo 12

Pedaleaba con premura yendo en mi bicicleta. Creí que en cualquier momento caería y sería alcanzada por el hombre que corría tras de mí con apremio.

Estaba aterrada.

Necesitaba buscar una salida, un atajo para poder llegar a casa. Volteaba hacia atrás constantemente para ver si aquél hombre se habría detenido.

Parecía no cansarse, seguía corriendo apresuradamente tras de mí con ahínco mientras gritaba ciertas obsenidades que me desconcertaban.

La oscuridad de la noche no me dejaba visualizar algún posible atajo para llegar a salvo.

Temía de aquél hombre; de las intenciones que él tenía.

Era tarde, muy tarde. Aquella noche había salido a despejarme después de haber tenido una pesadilla. Había pedaleado hasta llegar a un pequeño arroyo, sin imaginar las consecuencias que eso atraería.

Lo había hecho ya antes, sin embargo nunca me había pasado algo malo. Creía que aquél pueblo era completamente seguro, aparte de que ya empezaba a conocer a la mayoría de personas que vivían en él.

Mis piernas comenzaban a cansarse de tanto pedalear. De repente oí la cadena de la bicicleta salirse de lugar. Maldecí.

Volteé nuevamente tras de mí. La oscuridad no me dejaba verle el rostro, sin embargo podía oír sus pasos cada vez más cerca. Gotas de sudor frío recorrían mi rostro.

Comencé a correr. Tenía tanto miedo que no me importaba que me comenzaran a doler los pies.

Por fin había visualizado el árbol que se encontraba cerca de casa. Respiraba agitadamente, sin embargo eso no me detuvo.

Volví a voltear, ya lo había perdido de vista, ni siquiera podía oír sus pasos aproximarse. Por un momento traté de calmarme pensando en que finalmente se había rendido.

Caminé con prisa hasta llegar al portón de la casa. Abrí con discreción mientras volteaba a todos lados. No quería que él supiera el lugar donde vivía.

Finalmente entré y respiré hondo. Corrí hasta mi pequeño cuarto abalanzándome hacia la cama dispuesta a llorar. Por primera vez en mi vida había sentido el miedo.

No pude dormir el resto de la noche. Estaba acostada mirando el techo que se encontraba ligeramente iluminado a causa de la luz de la luna que atravesaba las cortinas blancas de la habitación.

En mi mente sólo se oían las vulgaridades que me había gritado aquél hombre. Abracé mi cuerpo y más lágrimas comenzaron a salir por mis ojos. 
Tenía que calmarme.

Pocas horas después la habitación ya se encontraba completamente iluminada.

Entró corriendo mi prima con regocijo mientras quitaba las sábanas de la cama.

-Annie levantate -Dijo sentándose a lado de mí en la cama-. Ya es tarde, es hora de ir a pescar, ¿Recuerdas?

La volteé a ver con una cara de disgusto. Ella fruncio el ceño.

-Ve tu sola.

-Pero... Tu amas ir a pescar.

-No estoy de ánimos. Ve tú sola -Repetí-. No, es más, mejor no vayas.

-¿Te sucede algo? Estás muy extraña.

-No, nada -Dije fingiendo una sonrisa.

Se levantó lentamente sin dejar de mirarme de forma extraña y al fin desapareció de la habitación dejándome nuevamente sola.

La tarde comenzaba a hacerse presente mientras yo seguía acostada en la dura cama. De repente oí la voz de mi prima gritar mi nombre. La ignoré.

-¡Annie! -Volvió a gritar. Puse los ojos en blanco- ¡Ya llegó el correo, Annie!

Me senté de golpe en la cama. ¿Había escuchado bien? Hacía mucho que estaba esperando el correo.

Me levanté inmediatamente de la cama, y salí corriendo hacia el portón junto a mi prima Gris.

-Por fin vienes -Me dijo.

-¿Hay alguna carta para mí?

Ella pasó sus dedos por todas las cartas esperando encontrar una con mi nombre.

-¡Aquí hay una! -Gritó.

-¡Que bien! Iré a mi cuarto a leerla, gracias -Por fin pasaba algo bueno en ese horrible día.

Fui caminando hacia mi cuarto, y vi que la persona que me la mandaba era mi padre. Me recosté sobre la cama, y comencé a abrirla cuidadosamente, como si fuera un diamante.

Hacía mucho que no sabía de mi padre, y ya lo extrañaba bastante. En aquellos dos meses no supe nada de él, hasta ese día.

Querida Annie:

Antes que nadadebo decirte que la casa sin ti se siente muy sólamuy vacíaTu partida ha sido muy tristetanto para micomo para tus amigos (Lucía y AdriánLucía me ha preguntado muchas veces por tidice que nunca te despediste de ellay que se siente muy triste al saber que no volverás
Le dije lo que me pediste a tu amigo AdriánTe comunico que ya terminó con su novialo hizo ese mismo día que le dije lo que me pedisteTe extraño tantoprincesaSolo sueño con el día en que vuelvas y todo sea como antesLamento no haber idoy comunicarme hasta ahoralo que pasa es que no he tenido tiempo.




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