Ese día no sólo te evité a ti, también a César.
En el descanso me la pase todo el rato con Miranda, la única chica que sabía que no soportabas.
Cuando nos viste juntos noté lo dolida que era tu mirada, pero de todas formas me sonreíste y saludaste desde la distancia.
Mi intento de causarte celos había fallado, pero por alguna razón, me sentía bien con eso.