Fue fácil saber el momento en el que César te encaró.
Un minuto estabas riendo feliz y al siguiente estabas sonrojada, completamente callada.
¿Te he dicho lo linda que te ves cuando te pones así?
Claro que lo había hecho, pero lo único que conseguí fue tu puño contra mi hombro.
¿Te he dicho que pegas fuerte para ser niña?
Sí, creo que eso también te lo he dicho.