Toda la timidez que tenías la ibas perdiendo poco a poco.
Sí antes eras popular gracias a que los demás te buscaban, ahora lo eras porque tú los buscabas a todos.
Tu casa fue un centro de reuniones por un par de meses. Eran tan tontas como divertidas, que nadie se las quería perder.
Y de un momento al otro, Miranda comenzó a asistir a esas reuniones.
Y de un momento al otro, eso te dejó de importar.