Muchos individuos aseguran que las personas no cambian por más que lo deseen, que si cambian aunque sea un poco, por dentro siguen siendo igual solo que tratan de ocultarlo. Soy fiel creyente de que las personas si cambian si de verdad lo quieren y lo que hayas hecho en tu pasado solo es eso PASADO y debes superarlo para vivir con tranquilidad el presente y de la misma manera el futuro. Nadie sabe cuan complicado es cambiar solo el que realmente lo intenta y lo consigue. Nadie dice que sea fácil: en el camino te encontrarás con muchos tropiezos pero es tu deber levantarte si quieres ver el cambio.
Soy Alice, me cuesta mucho trabajo aceptarme tal cual soy físicamente y la mente en más de una vez me ha jugado muy malas pasadas, el levantarme cada día es una lucha conmigo misma constantemente y espero que llegue el día en que me mire en un espejo y no odie su reflejo. Si decides quedarte, serás testigo de mi proceso porque sé que lo voy a lograr.
Estaba de pie mirando por la ventana de la cocina moderna de mi tía, cuando un chico pasó por la calle de enfrente, se miraba muy lindo de lejos. Sonreí para mí con amargura, ese era mi problema. Miraba a alguien y pensaba muchas cosas que podrían ocurrir para después terminar con el alma y la mente hecha añicos. Eran alrededor de las 17:00 el sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas y dejaba admirar un hermoso atardecer: en tonalidades amarillas, naranja y un rojo increíble.
- Alejandra, vamos con mi madre al mercado – dice mi prima emocionada mientras se ponía Gloss en los labios.
Y si, también tengo un segundo nombre, Alejandra. La verdad me agrada mucho, ambos nombres y eso es algo poco común. He conocido muchas personas que les encantaría cambiarse el nombre.
- Dame un momento, estoy tratando de cerrar la ventana de acá – Mentí.
No porque no quisiera que ella lo viera, sino porque no tenía ganas de que empezara a molestarme con chicos y esas cosas. Mi humor cambiaba cuando de ese tema se trataba.
Al parecer no me creyó y vino donde yo y abrió los ojos como platos (si, así como dicen en Wattpad). Estaba realmente sorprendida.
Siendo sincera no sabía cuál era el motivo de su sorpresa, no era nada del otro mundo.
“Si, ajá” me recordó mi conciencia.
- Tu cállate – le regañe en voz alta
Van a pensar que estoy loca regañando a mi conciencia, es tan molesta a veces.
- Niñaaaas – Grita mi tía alargando la A, desde la puerta de atrás de la casa
Salimos de la casa y mi prima y yo íbamos platicando, sobre el chico que recién vimos.
- ¿Será que por fin tendrás una relación? – Mi tía iba más adelante así que no creo que tuviese idea de nuestra conversación.
- Jasmin no me vengas con el tema de los chicos, sabes que me pone de mal humor y justo ahora no tengo ganas de discutir contigo.
- Ale, no tengo la menor idea de que pasó para que tomaras esta postura respecto a los chicos. ¿Tan malo fue ?– pregunta con curiosidad, no es la primera vez que pregunta.
Mis ojos se aguaron al recordar el porque me había cerrado a tener contacto con los chicos y una lagrima escapo sin darme cuenta. Me la seque con el pulgar sin que Jasmin se diera cuenta.
- Hoy no, ¿Vale? – respondí cansada
- ¿Y cuándo si? Siempre evitas el tema – respingó enfadado
- Es cosa mía y solo yo sé por qué lo hago. No vuelvas a tocar el tema, por favor – pedí con suplica
Jasmin siempre me ha querido convencer para que conozca a alguien pero así estoy mejor, en el pasado todo lo que tenía que ver con una relación me ponía realmente mal y pasó mucho tiempo para que estuviera en paz como hoy lo estoy o eso creo yo. Estuve en terapia por años por una muy mala experiencia y cuando sea el momento de conocer a alguien lo haré, pero por ahora estoy bien así.
No me respondió, pero nos conocíamos tan bien que di por hecho que había entendido y no volvería a preguntar algo relacionado.
Seguimos caminando en silencio hasta que llegamos a nuestro destino.
- Ale mi niña, ¿me puedes hacer un favor? Llevar este pastel a la tienda de alado – me dice amablemente y me entrega un pastel que tenía en sus manos
- Debes llevarlo a la tiendita que está ahí enfrente, la del letrero azul – me hizo una seña hacia la tienda y me fui en dirección de ella.
Me gusta ayudar a mi tía, es muy buena persona y es mucho lo que trabaja.
Cuando voy caminando hacia la tiendita escucho una voz masculina. Miro de reojo pero hacia atrás como tengo la costumbre de hacerlo y veo al chico que miraba hace un rato.
Dios, por favor que no me hable a mí – supliqué en mi mente mirando al cielo.
Escucho la voz de alguien llamando a lo lejos – Señorita… la del pastel.
Miré hacia todos lados para ver si alguien más llevaba consigo un pastel y para mi mala suerte, la única era yo. Suspiré resignada.
Gracias Diosito, que gentil
No me queda más remedio que girarme sobre mis pies y quedo frente a él pero a varios metros de distancia, viene caminando hacia a mí en pasos lentos.
Debo decir que la paciencia no es uno de mis fuertes.
- ¿Me habla a mí? – pregunto fríamente cuando está cerca de mí, como a dos pasos.
Siempre soy con los chicos así, prefiero alejarlos porque todos tienen malas intenciones sin excepciones. Solo piensan en sexo.
- Si a usted, disculpe – responde dándome una sonrisa, dejando ver unos adorables hoyuelos - ¿vende ese pastel?
Adorable. No Dios mío que estás diciendo Alejandra, ¡cállate!
- Si, lo llevo a una tienda de aquí cerca – respondo rápidamente
- Oh, que lastima, ¿tiene… más pasteles a la venta?
- Lo siento por hoy solo eran pedidos, pero si gusta anote su número aquí
Puse el pastel en mi mano derecha y saqué de mi bolsillo una libreta y una pluma. Le di la libreta y anotó su número y la devolvió.