Por mí, Por ti

Capítulo 4

Claire estaba confundida y empapada de pies a cabeza. No entendía bien lo que ocurría, de un momento a otro estaba en brazos de un hombre que apareció como por arte de magia. ¿Cómo había llegado a esa situación?, a decir verdad no estaba muy segura, ella solo intentó desenganchar la correa de su guitarra que por accidente y distracción había enganchado, en una parte oxidada, de tal manera que inevitablemente tenía que subir a la baranda para soltarla.
 


 

—Te tengo —volvió a repetir aquel hombre que aún no la soltaba—. Si hay algo que pueda hacer por ti solo dímelo. —Le apartó el pelo que tenía pegado en gran parte del rostro para mirarla a los ojos y al oírlo notó que en su voz había preocupación.
 


 

—Estoy bien —logró decir Claire apartándose lentamente sin dejar de fruncir el ceño—. ¿Qué… qué es todo esto?—prosiguió aún sin entender.
 


—¿Qué es todo esto? —Él se alejó algunos centímetros más comenzando a fruncir el ceño también—. Eso me pregunto yo. ¿Por qué querías tirarte del puente?

Ella abrió los ojos sorprendida al escucharlo.

«¿Tirarme?», se dijo mentalmente. Tirarse no estaba en sus planes. Pero analizando la situación y viendo todo desde la perspectiva de él eso era lo que parecía, volteó su rostro para ver el lugar donde estuvo antes y lo volvió a observar, su ceño fruncido se convirtió en una risa algo avergonzada. 
De alguna manera se sentía un poco culpable por haber hecho mojar por 
completo y preocupar a un desconocido pero aquello no quitaba que toda la escena estaba siendo divertida.

«Pobre hombre, seguro estaba por aquí para visitar a alguien en la institución y se encuentra a una mujer loca que, supuestamente, atenta con su vida», pensó haciendo que, sin poder aguantar muchos más, las risas avergonzadas se convirtieran en carcajadas.

—¿Esto te parece gracioso? —preguntó él confundido y quizá un poco enojado con la reacción de ella. Claire era consciente que no solo lo decía por lo que pensó que haría sino por estar completamente mojado.

—Disculpa —continuó ella tomándose el vientre—. Disculpa parezco una demente. —Respiró profundamente para calmarse—. Yo no quería arrojarme desde aquí. Solo quería desenganchar la correa de la guitarra que se está mojando toda. Lo siento, no quise que esta situación se diera de esta manera.

Él negó con la cabeza sonriendo. Claire al verlo no se sentía tan culpable.

—Creí que pensabas tirarte —continuó Matt casi reprendiéndola pero aún con media sonrisa. «Está loca», pensó inmediatamente.

—Lo sé. Cualquiera pensaría lo mismo que tú. No me di cuenta. —Sintiendo sus mejillas calentarse mientras le devolvía la sonrisa. Y al hacerlo lo observó mejor. Tenía el cabello pegado en su frente donde no dejaban de caer gotas y barba de varios días, pero no fue eso lo que realmente destacaba en él, lo que le llamó la atención fueron sus ojos color azul intenso, esos que la estaban mirando detenidamente y los cuales se veían perturbados, tristes—. Disculpa que te haya hecho mojar y preocupar, seguro venías a visitar a alguien aquí y te topaste conmigo. 
Los ojos de él dejaron de mirarla para llevarlos a sus pies.

—Eh, sí. Venía a visitar a alguien. Descuida, no es nada. —Matthew carraspeó algo avergonzado e irritado al recordar que debía asistir a la reunión y además, en ese preciso momento, totalmente empapado—. Es bueno saber que no pensabas hacer una locura.

—Sí —susurró Claire sin pasar por alto sus cambios de humor pero los cuales fingió no notar—. Por cierto mi nombre es Claire. —Le ofreció una enorme sonrisa mientras extendía la mano para estrecharla con él. Quizá no era el mejor momento para presentaciones pero que más daba, ya estaban empapados y a él no parecía importarle mucho, aparte la lluvia comenzaba a menguar poco a poco.

—Matthew. —Se acercó disminuyendo la distancia que lo separaban de Claire y estiró su brazo para tomar la mano que ella le ofrecía, pero cuando estaba por tomarla notó un pequeño corte en su labio inferior junto con un moretón que se desvanecía poco a poco y aquello lo hizo parar en seco. Al sostenerla minutos atrás no se había percatado de ello pero en ese preciso momento que podía observarla mejor, sin la lluvia de por medio, la ira comenzaba a brotar de su interior e imágenes de su hermana Katherine se instalaron en su mente. Imágenes de Katy con la misma lesión—. ¿Quién fue el hijo de puta que te hizo eso? —dijo sin pensar, enfadado, no con Claire sino con su agresor.

—¿Qué? —dijo Claire sin aliento. Le tomó por sorpresa la actitud de Matthew. Esto hizo que diera un paso atrás con, quizá, un poco de miedo ante su mirada llena de rabia.

Matthew no podía dejar de pensar en su hermana, en lo que sufrió con el ex marido y la ira que sintió cuando el maldito la agredió. Desde siempre odió saber que habían mujeres siendo golpeadas pero ese sentimiento llegó al máximo cuando la víctima fue su propia hermana.

—Dije... quien fue el hijo de puta que te hizo eso —respondió apretando los dientes y el ceño completamente fruncido.

—No…no es nada —dijo Claire tartamudeando. Nerviosa se agachó 
hacia la baranda para terminar de desenganchar la correa de su guitarra 
mientras que, a su vez, ocultaba el labio lastimado—. Debo irme —habló rápido tomando al fin la guitarra, completamente empapada, y empezó a caminar en dirección contraria a la que Matthew tenía planeado ir antes de toparse con ella.

—Oye, aguarda —se apresuró a decir Matt agarrándole el brazo suavemente para que no se marchara. Trató de calmar la ira que le causó verla lastimada y se concentró, lo mejor que pudo, para hablar con delicadeza y tranquilidad—. Lo siento. Yo… —¿Qué le diría?, ¿Qué odiaba a las perso- 
nas que agredían a las mujeres?, ¿Qué ella le recordaba el sufrimiento que pasó su hermana? Pero no podía hacerlo, esa era mucha información. Información que nadie más que las personas cercanas a él sabían—. No debí decir eso. —La soltó de inmediato al ver en ella el pánico que reflejaban sus ojos—. No fue mi intensión asustarte. Lo siento. —Aunque trató de ser 
más suave con su tono de voz no podía ocultar lo que aún sentía.

—Debo irme —respondió ella. Su corazón latía de manera veloz. La brusquedad con la que Matthew le habló le hizo recordar lo que pasó hacía tan solo tres días atrás con Oliver y eso la asustó, por lo que sin mirarlo siquiera a los ojos comenzó a marcharse del puente y así dirigirse hasta el apartamento donde estaba temporalmente viviendo.

—Claire —dijo Matt suavemente y suspiró mientras se frotaba los ojos—. Lo siento, no…. No debí hablarte así. No es asunto mío. Yo… no me encuentro muy bien hoy. —Suspiró nuevamente. Nunca se había puesto así de nervioso con ninguna mujer pero algo le decía que no quería que Claire le tuviera miedo. Se veía frágil y atormentada; toda aquella situación lo hacía sentirse un idiota por asustarla y haber provocado pánico en esos ojos color cielo que le huían a su mirada. ¿Podía ser posible que quisiera protegerla de cualquier cosa sin siquiera conocerla? No lo sabía con certeza porque quizá los pensamientos se debieran a su poca sobriedad—. Estás empapada, si quieres puedo llevarte a donde te dirigías. —Y esperaba que aceptara ya que era lo mínimo que podía hacer después de haberse comportado de esa manera con ella.

—No, no descuida. Yo debo ir a otro lugar y tú al centro —respondió Claire aún sin poder mirarlo directamente a los ojos.

—De verdad para mí no sería un problema.

—Estoy bien, en serio.

—En ese caso, fue un gusto conocerte —dijo para después volver a su auto, restregar su rostro con ambas manos mientras llevaba su pelo mojado hacia atrás y comenzar a ponerse en marcha.

Después de encender el auto miró por el espejo retrovisor y la vio parada en el mismo lugar donde se despidió de ella, mirando como el auto se alejaba. Negó con la cabeza rápidamente y dirigió la mirada al camino para apartarla de la joven.

—¿Qué te sucede? —se reprendió a si mismo—. Idiota. —Pero reprenderse a si mismo no quitó la ira que le causó ver la lesión de aquella mujer que acababa de conocer. Quizá todo se debía a que le recordaba a Katherine. No lo sabía, pero había algo que lo llevaba a querer proteger a esa mujer de ojos celestes. Aunque todo eso no quitaba el hecho de haberse comportado como un imbécil, acción que lo hizo poner de más mal humor. Ese día no había empezado de la mejor manera y no creía que mejorara pero sí sabía una cosa y era que no olvidaría, por algunas horas al menos, a Claire.




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