Yo sé que algunas veces me equivoco demasiado, tal vez lo que vaya a hacer no sea lo mejor, tal vez si valieron la pena los cinco años juntos, pero ya estoy cansada de mirarte de costado. Debes estar arrepentido, no fue del todo tu culpa, fue de los dos, nos acostumbramos tanto a estar juntos que no nos dimos cuenta cuando todo se acabó.
Al entrar al auto con la el trapo cubriéndote la cara sentí nostalgia, de que ese momento podría ser el último de los dos, así que decidí olvidar todo lo que podría pasar luego, aprete el acelerador a penas me miraste, nuestro último robo juntos tendría que ser perfecto, ya no sentí temor, ya lo habíamos hecho tantas veces y nos había salido perfecto como esta vez, luego de diez minutos reduje la velocidad, y como en las otras veces empezase a contar, dividir y contarme que planes tenías para cada dólar.
-Este guardaremos para cuando vivamos juntos – dijiste, siempre decías eso, aunque ya vivamos juntos, siempre ahorrabas para nuestro futuro – el setenta por ciento es tuyo y el resto mío – me miraste con una sonrisa sincera, de esas que al ver sonríes y así lo hice, sonreí contigo, te acercaste a besarme, era un beso fuerte pero tierno, uno de los que tú siempre me das, aun en el volante frente a la carretera vacía nuestros besos parecían no tener fin, pero si tuvieron y al terminar tu solo te reíste.
Cambiamos de lugar así que me subí en el asiento y saque mi cabeza, el fuerte viento me lleno de paz y al mirarte tu solo me mirabas con tu tierna mirada, decidiste pararte y sentir el viento conmigo, en ese momento comprendí que, si te amaba, así que me tire a besarte este beso fue más fuerte, y trate de dejar todos mis sentimientos en él, al separarme solo me reí, si, te amaba, pero no tanto.
Quisiera encontrarte, algún día en mi camino, en un futuro muy lejano, cuando al pensar en mí ya no sientas nada más que odio, ya no quieras buscarme o ya no me quieras a tu lado, cuando al pensar en mí solo sientas asco por solo dejarte atrás, espero que hagas eso y que no estés atado a un recuerdo de lo nuestro.
De la guantera saque el arma que siempre llevábamos, y empecé a jugar con ella, me dijiste que tuviera cuidado y solo negaste con la cabeza, ya estabas acostumbrado a que hiciera eso, decías que nunca sería capaz de dispararle a alguien de verdad, me puse de pie de nuevo en el asiento y esta vez me agarraste de la punta del vestido, y me hiciste sentar, me quede mirándote un momento, extrañaría tu forma de cuidarme, y te extrañaría a ti, me tire a tu cuello y empecé a besarlo, luego me subí encima de ti y solo me dedique a abrazarte un momento, se fuerte, susurre en tu oído pero no creo que lo hayas escuchado.
Paramos un momento a revisar el mapa, se supone que iríamos juntos a la playa a quedarnos unos días, y cerca de allí haríamos el siguiente golpe, me diste un beso, el ultimo, solo que no lo sabíamos, y subimos de nuevo al auto.
A pesar de tu forma tierna de ser conmigo, y de que puedo ver que me amas, aun así, sigo sin saber nada de ti, a pesar de estar así de juntos, aun no te conozco y eso me está matando.
El sol ya estaba por esconderse cuando decidiste parar en una estación de servicio abandonada, bajaste a estirarte y me di cuenta que ahí era mi momento, baje del coche con el arma en la mano, si puedo hacerlo, dije y te dispare el hombro derecho, de espaldas, sé que eso no te mataría, pero si te desmayarías por la pérdida de sangre, decidí llamar a tus amigos, les dije que de repente nos habían acorralados, les di la dirección y me dijeron que en cuarenta minutos estarían aquí, esos minutos me dedique a escribiste esto.
Ya habrá pasado ese tiempo, enseguida deberán de estar aquí, no me busques, no quiero verte, no por ahora, me llevo todo este dinero y el carro, espero que comprendas que me tuve que escapar de alguna manera, el dinero que juntamos en estos cinco años es todo tuyo, el setenta por ciento es tuyo y solo lo que me llevo ahora es mio.
No olvides que nos dimos todo lo que nos quedaba, sin embargo casi nunca… nunca no nos alcanzaba.
Adios.