Pasando un agujero negro, en la segunda galaxia, un reino habita, el reino de Tallis —llamado así por la primera persona que logró poner orden y leyes en esas tierras—.
Tallis fue un poderoso ser que viajó entre estrellas para descubrir alguna manera de implementar orden en su mundo, ya que malhechores habían raptado al amor de su vida y jugaban a torturarla. Luego de mucho buscar, llegó a un planeta el cual llaman “Tierra” y en el que habitan seres humanos. De ellos aprendió que las leyes se pueden imponer y cuestionó sus errores a tal punto que descubrió cómo corregirlos para que su pueblo se comporte con gracia, porte y paz. Entonces, con lo que había aprendido, volvió a su planeta, y no solo rescató a su amor, sino que también puso leyes, orden y paz. Levantó sobre su cabeza una corona que brilló como estrella y anunció:
—Esta corona brillará como estrella siempre que esté sobre la cabeza de quien es el heredero a gobernar.
Nadie nunca lo cuestionó y eso se volvió tradición. Seis cabezas pasaron después de él y cada una le rindió homenaje con un gran monumento en una de las lunas que giraba alrededor del planeta. Con estos monumentos, magia iba creciendo en las venas de los miembros de la familia real quienes aprendieron a reinar con pasión y corazón, poniendo primero al pueblo antes que su propio bienestar.
Sin embargo, así como fue un pueblo desorientado y peligroso, lo volvería a ser si algún día la corona cayera.