Por Poder y Pasión

Capítulo 5: El líder de los empleados.

Estaban reunidos en un cuarto—uno de los que se encontraban más abajo del castillo, por el cual solo se podía acceder a través de pasadizos secretos—: Diones, Malibú, Edoccio y la ex reina, en ese momento condesa, Lila. Allí mantienen una de sus reuniones secretas luego de que Laruan haya sido coronado rey. Esa era la segunda vez que lo hacían desde el día anterior.

—Debemos frenar cuanto antes la llegada de los reyes —dijo Dionis.

—Malibú, ¿descubriste alguna forma de despertar a Soler? —preguntó Lila.

—No —contestó éste—, pero estuve investigando y descubrí algunas cosas.

—Entonces qué esperas, ¡dilo!

—Me resultó muy extraño que el beso no haya funcionado cuando ya lo hizo antes, así que me puse a investigar en los libros que el señor Dionis escondió en mi estudio bajo una capa de magia que pude violar muy fácilmente —Se burló de su compañero quien lo mira con desaprobación—. Allí encontré algo que no es muy bonito. Lo que decía era que la única forma de que la víctima no despertara de su hechizo de sueño, era que esté dormido a voluntad.

—Eso es imposible —contradijo Dionis.

—¿Por qué el rey querría dormirse a voluntad? —preguntó Edoccio.

Lila solo bajó la cabeza y no pronunció palabra.

—¿Usted sabe algo, majestad? —cuestionó Dionis—Debe decirnos si es así.

—No —contestó de inmediato ella sin levantar la vista—, no sé nada.

—Quizás fue manipulado por alguien —sugirió Edoccio—. Lo convencieron de tomar la poción.

—El rey nunca fue manipulable, no tiene sentido.

En ese momento la cintura de Lila vibró por el aparado de “las notificaciones de cambio”, un dispositivo que había creado con magia, el cual le informaba cada vez que había un cambio.

—Es la tercera vez que suena hoy —se quejó, Malibú.

Lila lo tomó leyó el mensaje, luego comunicó como si estuviese suspirando:

—Comenzó a cobrarles a los comerciantes que entran al reino a trabajar.

—Hay que sacarlo ya —dijo Edoccio.

—Tenemos un arma en contra de él —anunció Dionis—. La princesa Anya. Adelantando sus estudios podríamos alcanzar su máximo potencial y así…

—No —negó rotundamente la condesa—. Ya hemos hablado de esto: les pedí que dejaran mi hija fuera de esto. No quiero que se entere de nada, podría ser peligroso. Aún es una niña.

—Majetad, con todo respeto —interrumpió Edoccio—, tiene la misma edad que tenía usted cuando conoció al rey Soler: quince años.

—Pero somos distintas —argumentó, Lila—. Ella no conoce el hambre ni el trabajo excesivo, como yo. Los humanos maduran mucho más rápido que los tallianis, pues están más expuestos al mal. Ella aún es una niña, así que debe mantenerse como tal. Fin del tema. ¿Alguna otra idea?

—¿Aliarnos con algún rey? —sugirió, Malibú.

—Buena idea —Lila asintió.

 

 

Anya caminó pasillo tras pasillo intentando buscar a un supuesto líder los empleados que le había dicho Als, el cual la iba a ayudar a organizar a los mismos para corregir los errores de su tío. Pero a todo aquel al que le preguntaba la mandaba a un lado distinto. Hasta que un jardinero dijo algo interesante:

—Ellin.

—¿Ellin? —preguntó ella desconcertada.

—Sí, él siempre nos organiza cuando hay un proyecto grande.

—¿Dónde lo puedo encontrar?

—Lo lamento, princesa. Me temo que no puedo ayudarla en eso. Desapareció cuando lo buscamos para organizar este evento.

Anya pensó un momento ¿Dónde podría estar? En su mente no había respuestas, así que decidió buscarla y finalmente respondió:

—Entiendo. Se lo agradezco.

Se alejó del lugar con la cabeza en esa incógnita. Una persona desaparecida y que nadie se esté preguntado dónde estaba era bastante raro.

 En un momento vio a lo lejos a su madre saliendo de un cuarto. Corrió hacia ella para preguntarle:

—Madre, ¿Ha escuchado hablar de Ellin?

Lila la vio desconcertada, la tomó del brazo y la metió a la habitación de la que acababa de salir.

—¿Dónde escuchaste ese nombre? —preguntó con el ceño fruncido.

—Me lo dijo un jardinero.

—Les advertí a todos que no abran la boca —susurró, Lila, con enojo.

—¿Qué sucede, madre? ¿Por qué no deben abrir la boca?

—¿Por qué preguntas?

Anya la observó y no respondió ¿Sería bueno que su madre sepa? Eso no lo sabía, y la actitud que estaba mostrando ésta la intimidaba.

—¿Por qué preguntas, Anya? —insistió alzando la voz.



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En el texto hay: amor, pasiones, poderes magia

Editado: 15.05.2019

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