Wendy
―Por fín―dije casi gritando de alegría.
Finalmente luego de casi tres horas colgando cuadros, moviendo muebles y doblando ropa, terminé de desempacar y ordenar mi habitación.
Es un alivio que el lugar ya estuviese amueblado cuando llegamos, porque sino esas horas se verían transformadas en días.
Son las seis y cuarenta y cinco de la tarde. El cielo está de color rojizo y naranja, cubierto por unas pocas nubes, la brisa es perfecta, al igual que la tarde, es así que decido ir a conocer el pueblo, ya que llevo tres días aquí y lo único que he visto fue el muelle y las famosas cajas de mudanza.
Es así que tomo mi pequeña mochila, guardo en ella mi libro y tres resaltadores, junto con una botella de agua, y salgo del apartamento, pero no sin antes pasar por la cocina a buscar una de mis barras de cereal a las cuales me considero adicta.
Como de costumbre, al llegar a la recepción me encuentro con Alfred, a quien no veía desde el primer día.
―¿Que tal, Wendy?―Lo escucho a mis espaldas preguntar.
―Muy bien, yendo a conocer un poco el pueblo
―¿Vas a ir a conocer el pueblo?―dice Chase, apareciendo de debajo del mostrador
―Es lo que acabo de decir...
―¿Yo te puedo acompañar si quieres?
―Por lo que veo estás trabajando
―Si Chase, por lo que veo estás trabajando―dice Alfred a su lado
―Vamos Alfred, faltan quince minutos para que mi turno termine―Dice casi suplicando, como si el venir conmigo se tratase de un asunto de vida o muerte
―Está bien―dice su primo―solo porque Wendy me cae bien
―¿Alguna vez te dije que eres mi primo preferido?
―Soy tu único primo―dice rodando los ojos
―Con más razón entonces
Ambos me miran recordando que aún sigo frente a ellos.
>Voy a cambiarme y bajo enseguida, no tardo―asiento con mi cabeza
–Creo que él está más emocionado por salir a caminar que yo– le digo a Alfred mientras tomo asiento en uno de los sillones del lobby. Alfred por su parte ríe.
No es muy difícil notarlo, primero por la forma en la que le pidió, o más bien rogó a su primo para salir antes, y segundo con la velocidad que subió las escaleras.
Saco mi libro de la mochila y comienzo a leerlo mientras espero a que Chase vuelva a bajar.
"No pienses ni intentes hacer todo lo posible para complacer a la gente, porque siempre habrá alguien que no estará de acuerdo con lo que hagas, haz las cosas para complacerte a ti mismo y no a los demás."
Sin pensarlo, tomo mi resaltador amarillo y subrayo esta frase.
Nunca es un mal día para recordarnos, lo importante y escencial que es tanto para nosotros como para nuestra vida el creer en nosotros mismos.
Estoy a punto de terminar de resaltar las tres últimas palabras, cuando siento un peso sobre mi hombro izquierdo, me doy media vuelta y me encuentro con un Chase muy diferente al que había visto antes -sin contar el primer día que lo vi, ya que en lo que menos me fijé, fue en su vestimenta-, ya no llevaba su uniforme, sino que ropa común y corriente.
Aún llevaba el pelo mojado, y a simple vista se ve como dos gotas caen por su frente.
Tercera razón para darme cuenta que estaba emocionado por acompañarme: no tardó ni veinte minutos.
―¿Lista para que tu guía personal te presente el maravilloso pueblo al que viniste a parar?
―Exagerado―digo rodando los ojos.
Ambos nos despedimos de un Alfred muy ocupado y salimos del edificio.
Al parecer una señora fue de compras y comenzó a vaciar las bolsas sobre el mostrador para mostrarle lo que había comprado.
Dudo que a Alfred le interesara lo que la señora decía, pero no le quedaba otra opción que seguir escuchando y observando con mucha atención.
–Acaso eso era...
–Si... una tanga– termino la frase por Chase. Ambos comenzamos a reírnos a las carcajadas.
–O por Dios, que imagen más perturbadora se me acaba de pasar por la mente– la risa de Chase cada vez era más fuerte.
Luego de cinco minutos nuestras carcajadas cesan y emprendemos camino hacia el centro del pueblo.
―Así que... ¿te gusta leer?―pregunta, mientras nos alejamos del edificio.
―Es más como... una afición.―le respondo― Muchas veces podemos hallar en ellos, algo que difícilmente encontraremos en la vida real
―Nunca lo había pensado de esa forma
―Yo en un principio tampoco, pero una vez que te introduces en el libro y te vuelves parte de él, tu perspectiva sobre ellos cambia absolutamente.
–¿Eso lo dice tu libro?
– No, eso lo digo yo– río
Luego de caminar dos cuadras, nos detenemos frente a un local de comida
―Te presento, el mejor lugar para ir a comer hamburguesas: "Bobby's speedy food"―señala a un local que hay a pocos metros de nosotros con un gran cartel sobre la fachada del lugar
-demasiado luminoso a mi parecer.-
―¿Que pasó con Mc' Donalds?
―Tienes razón, el segundo mejor lugar
―¿Y qué hay de Burger King?
―El tercer mejor lugar del mundo. ¿Ahora si, terminaste de nombrar lugares de comida rápida?
―Mmm... creo que si―digo con una mano debajo de mi barbilla como si estuviese pensando y haciéndolo reír.